lunes, 9 de enero de 2012

Quiero comentar una anécdota que me parece tan ilustrativa de la existencia del inconsciente y tan formidable como para ver la potencia del Edipo naciente, que espero les sirva de guía a todos ustedes a fin de aplicarla en situaciones que guarden con ésta, una similitud estructural. El psicoanálisis es además una bomba molotov pues verán cómo en una sola intervención psicoanalítica se puede poner a salvo a un niño de dos años, en peligro de hacer una evolución anómala y devenir el día de mañana en un tilingo (sic).

Verán que en mi proceder obedezco al milímetro a mis magníficas maestras, las psicoanalistas francesas, freudo-lacanianas, Francoise Dolto y Maud Mannoni. Ellas, trabajaron durante la segunda guerra mundial y en la post-guerra en hospitales empobrecidos y sabían que tenían que diagnosticar casos en una sola consulta pues a veces, los consultantes venían de muy lejos y por tanto no volverían fácilmente. Yo las estudié con sumo interés, pues vivía en una Argentina de ensayos económicos delirantes (Martínez de Hoz, por ejemplo) y resultaba obvio que de un momento a otro debía volver "rajando" al Paraguay. Por tanto, este tipo de encuadres de "psicoanálisis en condiciones precarias" iba a resultarme de gran utilidad. Después de la enseñanza de estas "monstruas" nosotros sus discípulos, tenemos que saber radiografiar en una sola consulta, las relaciones libidinales inconscientes y poder dar directivas idóneas ante la demanda de una familia consultante...


Es así que les conmino (no les ruego, les conmino) que lean "La primera consulta con el psicoanalista" de Maud Mannoni y se van a dar cuenta que este "milagro" que protagonicé en nombre de Freud, es obra de mis lecturas embargadas de recogimiento ante estas dos sabias freudianas, pues era evidente que con sus intervenciones, ellas "tocaban el ser de los sujetos consultantes".

Es importante que les sugiera que de Dolto compren los libros que contienen las reseñas grabadas de sus intervenciones en congresos (por ej. Diálogos en Quebec), en programas radiales o seminarios, pues ella hablando conmueve hasta a las piedras como la evangelista que es de Freud y Lacan, pero como escritora es un desastre.

Imagino que si tuviéramos un "paraíso psicoanalítico" el ñandeyara-guazú sería Freud con su monumental descubrimiento del inconsciente y sus leyes. (El es Aristóteles, pero para la dimensión del Inconsciente) Y luego, en la misma categoría de genios - aunque mucho más abajo- estarían los creadores: Melanie Klein, Francoise Dolto y Donald Winnicott. Los desarrollos de estos nombrados, caen dentro del "contexto de descubrimiento" (Gregorio Klimovsky dixit), pues son los prometeos que entraron en el reino de la noche oscura (lo real) y robaron el fuego de los dioses para nosotros. Luego están los que serían "los padres de la iglesia" o sea los San Agustín, los San Buenaventura, los de Aquino, etc. Ellos, los sistematizadores: Ferenczi, Abraham, Lacan...


El largo preámbulo es para decirles que esta anécdota que comenzó en un carumbé, abreva íntegramente de cuna regia (las lecturas de Dolto y Mannoni).
Estaba yo como una marmota en Villarrica el martes 27 de diciembre próximo pasado y un señor me pidió el favor de que ayudara a cierta madre joven cuyo hijo de dos años y meses tenía una conducta de violencia preocupante. Yo conocía a esta joven madre pues ella estaba embarazada de ése su primer hijo cuando trabajaba en la casa de una familia que yo frecuentaba.

Entonces llamé a la mujer en cuestión y aceptó rápidamente mi oferta. Fíjense qué grave sería para ella la turbulencia del niño que aceptó mi visita profesional sin dudarla, si tenemos en cuenta que en la campaña, los enfermos campesinos llegan a los hospitales cuando el caso es desahuciado, pues tienen un alto umbral de tolerancia ante síntomas leves.

Entonces tomé un carumbé porque a las 8 a.m. el calor era ya fuerte y debía ir a dos kilómetros de Villarrica, hacia una zona que se llama Carovení Tuyá. Quedamos en que madre e hijo me esperarían enfrente del oratorio "San Pedro", que donó mi abuela en nombre de su marido Pietro. Es así que crucé un bosquecillo bucólico y aquí no puedo evitar contarles que la dueña del bosquecillo había sido una suiza descendiente del grupo de alemanes que vino con Elizabeth Nietszche y su marido Bernard Forster, para fundar en Paraguay una colonia (Nueva Germania) para "arios puros solamente", que resultó una utopía. Forster se suicidó en San Bernardino y Elizabeth volvió a Alemania donde modificó a su antojo y tendenciosamente la obra de su gran hermano Friedrich Nietzsche en favor del nazismo, gozando entonces ella, de una inmerecida fama en esa época.


Como les cuento, crucé el nicho ecológico y me esperaban ya Isabel y Jose-í (los nombres serán todos ficticios y Jose-í es "josesito"). Me bajé del carumbé y le di un obsequio a la madre, obsequio que le debía desde el embarazo de ésta. Isabel se lo entregó al nene como si fuera para él y yo entonces dije en voz alta y con aire ceremonioso "no Isabel, el regalo es para vos. Lo que es tuyo, es tuyo solamente. José debe tener sus cosas". En fin, verán cómo apunté a la división de los lugares simbólicos.


Luego fui de la mano del niño a la casa (semi de material, semi rancho) mientras le preguntaba a la madre si cómo se las arreglaban para dormir. Ella me dijo que su hijo dormía "sobre su panza" y entonces le expliqué que siempre un cuerpo grande hace girar al cuerpo chico alrededor y que el cuerpo grande “calienta”, porque tiene más electricidad. Del mismo modo en que la luna gira y gira alrededor de la tierra sin poder liberarse. Le expliqué que esa electricidad es una energía que después el niño no sabe cómo metabolizar y que luego drena tirando piedras.


Hablamos de la importancia de que tenga su cama propia en otro lugar y que tampoco en la pieza del hermano soltero de Isabel "porque los grandes suelen "tocar" a los más chicos , pues los chicos son como peluches". (Como verán, apunté a cómo las tendencias sexuales de los infantes –sexualidad no genital- al no encontrar en el preconsciente los significantes que las expliquen, se descarga en forma de "angustia indeterminada", siendo una de esas manifestaciones, la violencia feroz. Fíjense cómo Freud en "Tres Ensayos para una teoría sexual" de 1905, explica que los niños muy inteligentes tienen un despertar sexual demasiado precoz y pagan el pato con una neurosis muy precoz. La sexualidad fomentada involuntariamente por la madre se convierte en destructividad pura al no encontrar significantes que las acojan ni Ley que la acote y aparece este síntoma, síntoma que a ojos vista "grita". Es así que Dolto y Mannoni nos enseñan que los síntomas son mensajes cifrados y que hay que seguir nomas el camino regresivo para llegar a la causa.

Es así que nos sentamos en sendas camas, en el improvisado consultorio mientras el niño jugaba cerca de nosotras. Eran las camas de la abuela del niño y de su madre. Enseguida nomas mi oído experimentado oyó que la madre estaba muy angustiada por su propia madre que le quería tener de "trapo" y se peleaba todo el día con la hija a quien denigra permanentemente pues ésta permanece todo el día encerrada. Isabel está en una situación "trampa" porque no puede salir a trabajar debido a la conducta virulenta de la criatura y ello desemboca en que su madre la denigre y maltrate. Jose-í no tiene amigos porque les muerde, tira piedras y lastimas a los otros niños. Hablamos de la necesidad de que Isabel salga a trabajar y que tenga otras metas que no sean su hijo. "Y yo ningo por él nomas trabajo y ni novio quiero para no molestarle a él". Pero te equivocás Isabel porque como dice un poeta (Kalil Gibrán), nuestros hijos no son nuestros hijos sino hijos de la vida. Esta es otra manera de cargarle de más y más expectativas (la electricidad de la que le hablaba) a la criatura, pues ahora resulta que renuncias a todo por él, a vivir tu vida por él”. Es así que hablamos de cómo continuar sus estudios de enfermería y de la posibilidad de empezar a trabajar en alguno de los sanatorios, empezando por limpiadora quizás.


Luego hablé por teléfono con la madre de Isabel. Le dije a la señora que su nieto necesitaba jugar con sus pares, tal vez en una guardería. "Hee, ánga oisu-úta shupé, jhina" (les va a morder a los otros chicos). “No señora, ahí hay mucha disciplina porque las maestras imponen orden, no tema, José no va a hacer daño a nadie". Le dije además que ella se peleaba con su hija delante del niño y que esa era una electricidad inmensa que enloquecía al niño y que su modo de expresarse era tirar piedras.

Luego le llamé a Maurizio , el padre del niño que vive con otra señora. Me identifiqué como "la doctora" y que vine a hacer una consulta. El hombre me dijo que le pasa una pensión alimentaria y que lo que el niño necesitaba era una buena paliza. Antes de hacer la llamada, le avisé a Jose-í que iba a hablar con su papá. Que su papá era muy importante y que él iba a poner orden en la casa, porque era su papá! Entonces el niño subió upa con la mamá y me escuchó. Vaya a saber qué entiende pero lo que es cierto es que es claro el apelo a la autoridad. Noam Chomsky dice que nacemos con una predisposición al lenguaje y que hay una matriz innata para recibir los significantes. Francoise Dolto dice que aún siendo lactantes, la madre le puede explicar al niño que ella lo lamenta mucho pero que le va a dejar porque tiene que salir a trabajar... En fin, verán que somos seres de lenguaje desde el nacer...y por favor, expliquemos todo a los niños, que lo entienden todo.

Siguiendo mi conversación telefónica con Maurizio le dije "mire, es cierto, los niños necesitan a veces del chaz-chaz, que un chaz-chaz bien puesto es santo remedio, pero estoy segura que no va a necesitarlo casi, si usted viene a verlo más a menudo". Que su sola presencia era "ley y orden" y que eso aseguraría el tranquilizamiento de su hijo. Nos despedimos. Me prometió venir a verlo con la frecuencia que yo le pedí. Le dije también que sus asuntos con Isabel eran cosa de discutirlo aparte. Que cuando venía, era para estar con el niño, como en una ceremonia aparte. Durante esta conversación, Jose-í se quedó tan "sedado" que cuando le pregunté ¿escuchaste? él estaba dormido.

Luego le pregunté a Isabel si qué cosas le daban miedo de las visitas del padre y me dijo que no quería que le llevara a lo de "la otra" y que temía que le sacara al niño pues "la otra es estéril". Entonces le dije que hablara con una vecina abogada muy buena persona. Que ella le ayudara a trazar un convenio entre los padres, en donde previamente ella le expresara todos sus miedos y Maurizio los suyos. Que entonces el contrato iba a ser un aparatito legal que les protegiera al uno de los miedos, caprichos y revanchas del otro. “Que te proteja a vos de él y a él de vos". Al despedirme me dijo que Maurizio un tiempo nomas iba a ser buenito. Yo le aseguré que durante un tiempo, iba a monitorear la situación, hasta que todo se encarrilara y la presencia del padre se convierta en hábito. O sea, que le voy a llamar a Maurizio y si es necesario ir otra vez donde el niño pues en una segunda consulta, le haría dibujar pues sólo niños muy inteligentes hacen estas sintomatologías tan estridentes. Esa noche volví a Asunción y le llamé a Isabel quien me contó que su mamá llegó muy aplacada y que -lo más importante- ¡el niño durmió cuatro horas!"

Como ustedes verán, mi hipótesis es la siguiente -y pido disculpas pues no es ninguna novedad lo que les voy a decir- la madre joven sin novio, exagera en sus mimos al crío y con ello despierta y aumenta de un modo insoportable la sexualidad infantil, que al no encontrar el freno de “la ley”, al no encontrar interdicto el camino a la madre, hace síntomas mostrando lo desesperado que está.

Los síntomas debemos agradecerlos pues nos muestran el camino hacia la solución posible. Les sorprenderá la edad del crío, pero es evidente que empezó su Edipo antes del tiempo trazado por Freud y las consecuencias de un niño sin freno pueden ser fatales para el aparato psíquico incipiente. Las primeras son epistémicas, en el sentido que un aparato psíquico sin ley, no puede siquiera aprehender las primeras letras, a falta de una legalidad basal, que acoja la legalidad del abecedario.


Mara Vacchetta