miércoles, 21 de marzo de 2012

Jornadas de Inicio de Actividades de APPA "Arandú" - Año 2012


"¿A dónde se han ido las histéricas de antaño, esas mujeres maravillosas, las Anna O., las Dora...?"  (Jaques E. Lacan -1977 - "Propos sur lTiystérie" )

Jornada de Inicio
Clínica de la Histeria
(Nacimiento del Psicoanálisis)


                             Temas a desarrollar                                                   Presentan 

1.    De cómo las histéricas le enseñaron a Freud                     Lidia Saggia

2.    Histeria: sus causas                                                                   Ofelia Martínez

3.    Sexo e Histeria                                                                             Hugo Espínola

4.    Diagnóstico: ¿cómo la distinguió Freud?                            Derlis Martínez

5.    Aspectos Clínicos de la Histeria                                              Daniel Salas

6.    La Histeria: sus defensas ante el deseo reprimido            Nair Martínez

7.    Casos Clínicos: Anna O., Catalina, Isabel de R.                  Melissa Duré



      Con motivo del inicio de las actividades - Año 2012 - APPA “Arandú” *
     (*) Institución paraguaya dedicada a difundir las enseñanzas de Sigmund Freud y de Jaques Lacan

      Introducción preliminar: Daniel Salas – Miembro de APPA “Arandú”

     Lugar: Facultad de Psicología – UCA - Mcal. López y Yegros - Asunción
     Fecha: sábado 24 de marzo de 2012
     Horario: 08:30 hs a 12:30 hs
     Inversión: Gs 40.000

     Se entregará Certificado de Asistencia

     Consultas: Secretaría APPA: Lidia Saggia – 0981 444968 – Daniel Salas – 0992 283663

jueves, 8 de marzo de 2012


CURSOS DE FILOSOFÍA DEL CIF 2012


Curso 1
Introducción a Kant
Local: Instituto Cultural Paraguayo-Alemán
Dirección: Juan de Salazar 310 casi Artigas
Duración: 4 meses
Inicio: 28 de marzo
Frecuencia y horario: miércoles, de 18 a 19.30
Costo: G. 150.000 mensual
Docentes: Cristian Andino, Sergio Cáceres Mercado, Ángel Estigarribia, Osvaldo Gómez, Christian Lugo
Mas detalles al 021-224455 y 0983-397708

Curso 2
Introducción a la sociología de la religión
Local: Librería Paulinas
Dirección: Azara 279 casi Iturbe
Duración: 2 meses
Inicio: 29 de marzo
Frecuencia y horario: jueves, de 18 a 19.30
costo: G. 150.000 mensual
Docente: Lic. Charles Quevedo
Mas detalles al 021-440651 y 0991-424979

Curso 3
La Filosofía en Grecia y en Roma: siglos IV a.C. - V d.C.
Local: Librería Paulinas
Dirección: Azara 279 casi Iturbe
Duración: 4 meses
Inicio: 27 de marzo
Frecuencia y horario: 16 a 17.30 (opción 1) / 18 a 19.30 (opción 2)
costo: G. 150.000 mensual
Docente: Lic. Ricardo Villalba
Mas detalles al 021-440651 y 0971-223554
  





Prosigue el cocido filosófico


Prosigue este lunes el Cocido Filosófico, luego de su exitosa inauguración la semana pasada. El tema de este segundo encuentro es una profundización del primer tema discutido, por lo que se ha elegido el título “¿Tienen o no tienen validez los argumentos para mostrar la existencia de Dios? ¿Por qué?”. Cada debate se realiza en el aula 6 del posgrado de la Facultad de Filosofía de la UNA (Comandante Gamarra y Gobernador Irala), desde las 19. El acceso es libro y gratuito, y la coordinación está a cargo del profesor Ricardo Villalba.

 




jueves, 1 de marzo de 2012



La ruta a Itapé, Solano López y oír el inconsciente

 

Mara Vacchetta Boggino

El lenguaje es el espejo del inconsciente. Una misión para el psicoanalista paraguayo es prestar oreja a lo que la gente dice, dado que su oficio es la escucha “de la otra escena” que se juega en sus dichos. Sólo guiándose en ella, se podrán diseñar proyectos comunitarios garantizados en un enraizamiento estable: la mentalidad del hombre de nuestro país.

Corrían los años de la década del 50. La virgen de Caacupé vino de visita a Villarrica, diócesis a cargo de un santo varón conocido como “monseñor Agustín Rodríguez”. Después que la población le rindiera honores a la santa patrona del Paraguay, el presbítero de Ybytymí, pa-í Alfredo Boggino, que había llegado montado a caballo, procedería a llevarla a su humilde parroquia rural.

A la altura de Itapé, acortaron camino por el río Tebicuary, llevando su preciada carga por un lugar playo y angosto, usado como paso por los pescadores. En ese momento, en el lugar por donde cruzó la venerada señora (venerada por razones religiosas o folklóricas) apareció un cardumen de peces de tal magnitud que ningún testigo recordaba haber visto en su vida algo similar. Desde aquel día, un 18 de noviembre, mucha gente acude a curarse de sus males en el sitio y promeseros de distintos puntos del país llegan a rendir culto a la virgen.

Pero desde Villarrica no había para llegar a ese preciso lugar. La población itapeña, caracterizada por su producción agrícola, no podía volcar sus productos en el mercado de Villarrica. Esta oportunidad comercial le estaba vedada. La gente que acudía, al lugar lo hacía como podía, de cualquier modo, a campo traviesa, por los montes y por cualquier tapé-po'í que hallase en el trayecto.

¿Cuál era el obstáculo para el trazado de una ruta? Que ésta debía inevitablemente cruzar los rieles del tren que iba de Asunción a Encarnación. Cualquier diseño posible se encontraría con las interminables paralelas de hierro viejo, de propiedad extranjera; de los ingleses para más datos. La remota corona británica ejercía sus tentáculos sobre nuestro pedacito de tierra colorada y la gente del lugar tenía miedo de tocar tierra gringa porque podía levantar el avispero. Es así que entre Lomas Valentinas y Carovení ese tramo de hierro herrumbrado representaba un muro mayúsculo.

En ese entonces el veterinario Miguel Vacchetta era presidente del Rotary Club de la ciudad, y quiso aprovechar la efervescencia popular para construir el camino hacia Itapé con las fuerzas vivas de la población. Para ello solicitó las topadoras de la segunda región militar y el pedido le fue concedido. En un momento del trabajo de las máquinas, las mismas avanzaban por las lomas de Carovaní Tuyá hasta que tropezaron con el montículo que preservaba las mentadas vías del tren. Ni el general al mando de la segunda región militar, ni nadie se animaba avanzar sobre la “tierra inglesa”. Entonces, el inquieto y colérico Vacchetta ordenó el paso de las máquinas posibilitándose así la concreción del necesario camino a Itapé, hoy conocido como “ruta de la fe”. Fue un momento histórico porque no es difícil derribar una muralla pero sí, y muy riesgoso derrumbar siglos de prejuicios. En este caso se trataba de derribar el mito de la superioridad inglesa: unos míseros rieles nos separaban de Itapé, estábamos aislados a causa de ellos.

Un prejuicio basado en el significante de “gringo superior” impedía las posibilidades de vincularse de estas dos comunidades. Un ínfimo terruño que resguardaba hierro obsoleto era el único sostén concreto de un poder más imaginado que real. Y sin embargo ante él, rendían armas tanto los militares como las autoridades locales. ¡Cuántas sumisiones, y cuántos vasallajes ante la supuesta superioridad gringa!

II

Sirva el ejemplo de Itapé como metáfora ante la nueva situación reinante. La globalización trae nuevas economías y culturas emergentes, y el Paraguay no logra formarse aún una imagen justa de sí. Necesitamos mirarnos en un espejo (imagen especular), que nos devuelva el amor propio necesario para avanzar. Los dichos que escuchamos cotidianamente por ahí, indican que nos visualizamos muy por arriba o muy por debajo de nuestras verdaderas posibilidades. Oscilamos entre una idea de grandeza basada en el pensamiento mágico o una idea muy pobre de nosotros y de nuestra cultura.

Cuando Juana de Arco tomó Orleáns, sus guerreros creían que Dios estaba con ella, y pletóricos salvaron una ciudad inexpugnable. Si Dios les ayudó o no, sólo Dios sabe, pero la certeza de la victoria exaltó al pueblo francés. Y si un pueblo tiene una imagen robusta de sí, llega muy lejos. En el caso de la ruta de la fe, vallas mentales sin más concreción que unos metales vetustos, impedían el comercio entre vecinos. Los relatos fundacionales proveen de inspiración mística para gestas que exigen sudor y lágrimas a las naciones. Irónicamente, nosotros tenemos una leyenda fundante de cuño griego y no la sabemos aprovechar. Me refiero, claro, a la muerte sacrificial del Mariscal Francisco Solano López y la de su hijo el coronel Panchito López, de sólo 15 años, hacia el final de la guerra contra la Triple Alianza (Argentina, Brasil y Uruguay).

Atacamos torpemente los errores del personaje de carne y hueso porque confundimos la revisión histórica con el mito. Mientras que son dos cosas distintas. Una es la realidad y otra el relato casi onírico de una inmolación de la que podríamos beneficiarnos para construir nuestra paraguayidad. La identidad no es un dato esencial como tampoco el ser humano tiene esencia. La identidad se construye ¡y se construye con relatos! Los humanos somos producto de lo que nos cuentan de nosotros y de lo que nosotros contamos sobre nosotros! Somos resultado de historias que vamos erigiendo y cimentando en la medida en que nos vamos subjetivando. Y ocurre así mismo con la paraguayidad.

Para el pueblo judío no importuna si Moisés bajó con las tablas de la ley o es mera ficción. Y sí le atañe que sea un relato capaz de mantenerlo unido burlando tiempo y espacio. Y para el caso, no merece la pena saber si Moisés existió realmente o es mera fábula. Al hablar de una narración constitutiva de nuestra identidad nacional, nada mejor que un cuento de titanes valerosos aunque Juan E. O’Leary haya agregado laureles de gloria según su propia exaltación. Como sea, el martirio final del Mariscal López y de su hijo Panchito nos cala hasta los huesos. Y no sabemos agotar la sabia vibrante que brota del altar de Cerro Corá. Deberíamos hacer fulgurar la gesta de López con inmensa irradiación hacia todo el suelo americano. Recordemos tan solo a Alejandro Magno o a César, murieron sin gloria: el primero en su cama y el otro apuñalado como un ratón. Y tan oscuramente murió El Cid que sus juglares hicieron coincidir tal día con la épica toma de Jerusalén. Carlo Magno, el Rey Arturo, Robin Hood, Cristóbal Colón, San Martín, Artigas, Bolívar, murieron todos de viejos y enfermos en sus lechos. Mientras que a orillas del Aquidabán, Elisa Lynch entierra con sus dedos a su hijo atravesado con una lanza gritando “un paraguayo jamás se rinde”, y a su esposo nuestro Mariscal de hierro, oro y acero que “murió con su patria”. Medea se empequeñece ante la Lynch que cruzó en carreta el Paraguay masticando raíces mientras seguía a los suyos, en tanto la heroína de Eurípides mata a sus hijos de orgullo y capricho. No hay historia más alegórica en el mundo que Cerro Corá. Sólo comparable a la muerte de los 300 espartanos en el desfiladero de Las Termópilas.

Grandes civilizaciones se hicieron al amparo de grandes mitos. Tal es el valor de las imágenes, ellas sellan su impronta en el movimiento de los pueblos. Las imágenes son significantes también. Habrá que escuchar los dichos de los pueblos porque ellos encierran todo aquello por lo que un humano sería capaz de morir o de vivir. Los dichos nos guían para entender cómo la gente de cierta época y lugar ama u odia, y porqué ríe o porqué llora.

Nuestros países vecinos no tienen idea de nuestro so'o-yosopy, ni de nuestro vorí-vorí. Y nosotros colaboramos con ahondar las diferencias con los limítrofes con verbalizaciones tales como “en Paraguay nomas ko estamos” tibia manera de disculpar tropelías de nuestros políticos y de disculparse uno mismo del resultado de una operación fruto de nuestra poca dedicación al trabajo. Palabras que sostienen la idea de que todo lo de afuera es mejor se justifica porque “estamos en Paraguay nomas”.

Hay un presente urgente que discutir y ante el cual habrá que formar nuevos proyectos nacionales, basados en las imágenes conscientes y sobre todo inconscientes que tenemos de nosotros mismos. Mientras escuchemos significantes como “el gringo caraí”, el “nativo avá” o mientras, “que indio que sos” o “qué guarango” sean expresiones utilizadas despectivamente les estaremos haciendo bonitamente el juego a cualquiera que nos ponga la bota encima.

Villarrica del Espíritu Santo, 1 de Marzo de 2011