sábado, 12 de abril de 2014

¿La banalidad del amor?

¿La banalidad del amor?
(Hannah Arendt  y Martín Heidegger) Teatro
Por Mara Vacchetta Boggino, psicoanalista

Pensar una relación amorosa entre dos famosos filósofos alemanes contemporáneos, fue el desafío del dramaturgo argentino Mario Diament  y del director de esta puesta en escena en Asunción, Gustavo Ilutovich. Gustavo cuenta que el autor de la obra le tranquilizó “ Es una historia de amor, nada mas…”  pero Diament se guardó una carta bajo la manga pues no es cualquier historia de amor entre famosos, sino que la muchacha  era judía y él miembro del partido nazi durante la virulenta, aullante, esperpéntica , demoníaca  persecución antisemita!

Un señor al lado de mi butaca me dijo que hubiera esperado que los amantes hablaran de Filosofía. Creemos  que hubiera sido un desperdicio porque  libros de ambos y  ensayos sobre ellos están a nuestra disposición, en cambio  Diament tuvo la audacia  de investigar  cómo pudo ser posible este  amor, cuando todo el mundo conspiraba contra la pasión  que se profesaban!!. Por eso creo que  ése es el mayor logro de la obra:  al público le aguijonea  constantemente cómo pudo ser este sentimiento siendo ella judía y él antisemita  y este interrogante subtiende  todo el parlamento y nos tiene en tensión angustiosa. La  valerosa judía y el filósofo enamorado  genial y pusilánime,   estaban separados por el  fanatismo más delirante   y la relación de ambos al filo del abismo.  
Durante su relación amorosa  Alemania vivía  un apocalipsis que lo mostramos tras  las palabras de un obispo ante los cuerpos  sacados a paladas  de los hornos de exterminio. El obispo dijo ante las montañas de muertos:  “ se siente el aleteo de Dios” Y creemos  que  si Dios es  imposible tan sólo de nombrar, sólo él puede dar cuenta de estos hechos imposibles de decir. Es cierto que sabemos de genocidios  a lo largo de la Historia, pero el estudio y diseño de la matanza empleando  calculada Ciencia es  la que nos deja petrificados.  

A propósito del criminal de guerra Adolf Eichamnn,  Hanna Arendt acuñó un concepto que tuvo mucha prensa: “la banalidad del mal”, debido a que el citado hombre era ni siquiera tan malo sino un burócrata puntilloso. Es así que en un museo de registros del Holocausto, hay  fotografías, en  donde posan unos jóvenes con carita de  niños buenos, muchos hasta con una sonrisa…. ¡ y eran los oficiales encargados de llevar gente a los  crematorios!! Qué inmensa la frase ¡la banalidad del mal!!

Pero  es por eso lícito hablar de la banalidad del amor? Porque así lo subtitula Diament esta pieza.  Fue banal este amor de Hanna y Martín ? Nos dejó pensando horas¡!

En primer lugar queremos recordar que Heidegger fue lisa y llanamente genial. Un genio es alguien que roba el fuego de los dioses y nos lo trae para que lo usemos y disfrutemos el resto de los mortales. Generalmente el descubridor  no encuentra palabras para expresar el fuego sagrado  que acarrea luego de haber pasado “una temporada en el infierno”.  Entonces, así como Freud inventó un aparato neurológico para dar cuenta de la legalidad del inconsciente, así Heidegger recurre a la Poesía, para semi-decir lo inexpresable. Lo que nos viene a decir el descomunal filósofo alemán es que desde el Siglo V antes de Cristo  empezó el descarrío del Pensamiento Occidental. Mientras los Presocráticos estaban en la búsqueda del Ser,  Platón y Aristóteles meten el “logos” en medio y pretenden que la Verdad sea la adecuación entre el concepto y la cosa aludida. En cambio  para los antiguos, hay una aprehensión directa y por tanto la Verdad no es posible declamarla, pesarla, medirla  sino mostrarla y anonadarse en ella.  Esto no es moco de pavo: si no metíamos la Razón en medio pretendiendo con ello nuestra  adecuación a la Verdad, toda la Historia de la Humanidad hubiera sido otra, más espiritual, más mística quizá….y todavía estamos mascullando lo que este gigante nos quiso advertir…. mientras vamos en camino a morirnos de calor en el Planeta, por los desastres de la Tecnología, hija dilecta de la Ciencia. Pero en modo alguno eso impidió que este filósofo inmenso   fuera pequeño a la hora de defender su amor y defender a su enamorada….

Hanna Arendt, brillante intelectual tuvo mucha Prensa. En parte porque su voz fue oportuna en el momento oportuno, pero su talla crece ante su valentía de vivir….

Volvamos entonces a nuestra pregunta: fue banal el amor entre Hanna y Martín?  Ante el misterio del Amor, es muy complicado decirlo! Tal vez sí la temporada en la cabaña lejos de todos los testigos posibles, tenga la banalidad (¿o lo sagrado?) de la celebración de los cuerpos desnudos. La transitoriedad del encuentro sexual lo banaliza? Vamos a darles algunas pistas para que cada uno extraiga sus conclusiones!

El amor  sería la adhesión de un sujeto hacia su fuente de placer. Por eso muere de amor alguien para quien la desaparición de su enamorado le deja sin ganas de vivir. El amor podría considerarse banal debido a que la causa de  esa adhesión puede ser una partícula minúscula,  un objeto sumamente baladí ¡ y para más inconsciente!!!. El sujeto así soldado, estañado  a un objeto ínfimo que él desconoce, puede llegar a cometer las acciones más deleznables, al punto de decir una vez caído  y resuelto el mentado objeto:  “ qué tenía esa chirusa que me enloquecía….ahora la veo vieja, fané y descangallada!!!”. En un caso de Freud, el paciente su pasión de amor dependía de que la mujer se mostrara en ancas, de tal manera que cualquier fregona de suelo le enardecía. Era porque en su tempranísima infancia había presenciado el coitus a tergo de sus padres. El objeto inconsciente visual era como una “^” ,  donde los lados le remitían a los muslos y el ápice en las nalgas y cada vez que tenía una visión que le suscitaba el mentado objeto inconsciente , se desataba toda la pasión ( recordemos que Pasión significa sufrimiento).  Todos padecemos de esta clase de amor, por eso el amor es “inmoral”, como decía Hanna. Pero si “moral” implica reglas, simplemente este amor obedece a otras reglas….tanto más esclavizantes cuanto menos sepamos la condición de amor….

Mas  está también el amor como emanación de nuestros Ideales . En ese sentido, del Yo  enamorado exhala efluvios de su mundo de valores hacia el sujeto digno de su  amor…..por eso el enamorado es humilde, cuenta Freud. En este caso, Hanna sabía que si bien su Martín era un miedoso y acomodaticio personaje, por otro lado  envió un mensaje que nos ha dejado con dolor de cabeza a toda la Humanidad.  Y es a ese amor radiante, creador, sagrado, gracias al cual llegamos a la talla de los dioses, ante quien Hanna se rendía….una y mil veces.

Las actuaciones de Ana Ivanovna y Jorge Ramos, muy auténticas ¡ metidos en la piel de sus personajes!  Todo regado con música de Wagner ¡ Gustavo: dále más música de Wagner ! Que nos reviente los tímpanos, porque es gloriosa ! ¡!

Ahora,  vamos a contar una anécdota electrizante: una vez terminada la segunda guerra, le preguntaron a Heidegger si no tenía nada que explicar que diera  cuenta  de los horrores sucedidos y ante los cuales amordazó sus palabras y el viejo contestó : “ dar cuenta….¿ante quién???????