INTRODUCCIÓN
César Medina fue un
psicoanalista paraguayo radicado en Rio de Janeiro, Brasil. Era arquitecto
inicialmente, empezó su análisis en el vecino país y terminó siendo un analista
prestigioso que perteneció al grupo lacaniano-milleriano del EBP - Escola Brasileira
de Psicoanálise, fundada por Miller en 1995.
Venía periódicamente a
Asunción donde tenía grupos de estudio y muchos analistas hoy le debemos
escritos muy claros de su Enseñanza , amen de resultados espectaculares en sus
procesos terapéuticos, debido a una intuición de "médium" que lo hacía
excepcional. Tuvo una muerte prematura, pero los colegas paraguayos seguimos
abrevando de su obra, tan clara y rigurosa.
A continuación, les presentamos uno de sus trabajos:
"EL FANTASMA FUNDAMENTAL EN LA HISTERIA Y LA NEUROSIS OBSESIVA"
César Medina
El fantasma ($‹›a)
es un articulador del sujeto a su goce más fundamental, más allá del principio
del placer. También es la formación que
presentifica el como un dado sujeto, recubre y vela a dicho goce (lo real
imposible de la satisfacción pulsional).
Se constituye y funda como una repuesta a la falta estructural
constitutiva sl campo del Otro del lenguaje (Ⱥ), a su incompletitud
significante, es decir, al hecho de que siempre falta un significante capaz de
sustentar el goce absolutamente satisfactorio en la relación sexual, en las
vías de lo simbólico del lenguaje con su estructura de ficción. El fantasma fundamental por un lado apunta a
esta falta de estructura y trata por otro de recubrirla.
Este agujero (trou) en la estructura simbólica sitúa
una falta en ser (el ser del goce pleno) fundamental y con esto, a un punto de
angustia primordial, a la cual responden la fantasía y el síntoma, que son
significantes y tentativas de
interpretación, ciframiento de dicha falta ineludible al sujeto humanizado por
el lenguaje, el parletre.
El objeto “a” lacaniano es el indicador de la
presencia de dicha falta en la estructura simbólica, punto éste de angustia, de
causa del deseo y del goce, más allá del principio del placer. El fantasma es así, la presencia de una
articulación específica y singular de un sujeto referido al objeto ($‹›a). Las estructuras clínicas son por este motivo,
el efecto y la consecuencia de esta articulación fundamental de un sujeto a su
goce más esencial y lo intolerable del mismo, que sólo se hace presente en la
vida cotidiana gracias a los recubrimientos ficcionales y al síntoma, que sin
duda es portador de un potencial de angustia y goce mucho más tolerable al
sujeto.
Una de las
cuestiones, inminentemente clínica, es la de pensar y situar la articulación
entre fantasma y síntoma. En mi trabajo
sobre la letra y la toxicomanía hice uso de las indicaciones de Miller a este
respecto, situando al síntoma en el lugar del rombo, como aquella que
permitiría que sus elementos se mantuviesen atados, lo que volvería posible la
satisfacción pulsional en el campo del Otro del Placer. Lo que nos indica cuál puede ser una de las
funciones estructurales el síntoma, articular el goce en el capo del
placer-displacer.
ARTICULACIÓN POSIBLE ENTRE SÍNTOMA Y FANTASMA
Síntoma
$ ‹s(A)› a
Histeria y Neurosis
Obsesiva son estructuras del ámbito de las Neurosis, en las cuales es posible
afirmar que el síntoma opera en su debida función articuladora del fantasma
fundamental del sujeto en función de satisfacción substituta (metáfora dirá
Lacan). Por otra parte sabemos que la
metáfora esencial, la M.P. es la efectivización de la substitución o
significación fálica para el goce. Medio
este de acceder la principio del Placer-Castración que regula al goce en el
sistema simbólico del inconsciente. Esto
nos permite afirmar que es la Metáfora Fálica donde opera el principio del
Placer Castración que regula al goce en el sistema simbólico del
inconsciente. Esto nos permite afirmar
qe es la Metáfora Fálica donde opera el principio de la castración, la que
permite sustentar algún goce posible en
el sistema significante, el de los signos de placer-displacer. Que la función paterna esencial es la operadora de esta posibilidad de articular
una gran parte del goce en placer y sistema deseante inconsciente, y que solo hay substitución posible, a partir
de la incidencia del principio del placer-castración. Este referente permite que el goce se
regule y la falta se signifique como
falta fálica. Pero…, No-Todo es asimilable a este referente simbólico del goce
y su falta, por éste motivo podemos decir que las estructuras clínicas son
respuestas a esta incompletitud del campo simbólico-fálico-placer de la
simbolización.
El sujeto
neurótico responde a éste hecho estructural, con quejas, dudas, resentimientos,
desilusiones etc., es decir, con síntomas que giran siempre alrededor de un
cierto empeño de restauración fálica de este Otro agujereado, de su presencia
en la castración simbólica e imaginaria.
La fantasía
fundamental a su vez, al responder al Otro tachado y en función al velamiento
del goce imposible de soportar lo hace
con significación fálica de la falta en el Otro, responde en éste sentido a la
falta como significada en cuanto a castración.
Por este motivo decimos que en la neurosis el sujeto se defiende de la
castración y su angustia con formaciones sintomáticas fálicas que tratan de
evitar la presencia de la referida falta estructural en el campo del Otro, causa
de la angustia fundamental, del deseo y del goce articulado al lenguaje. En las neurosis la angustia fundamental ya se
presenta como angustia de castración, la falta ya sufre de simbolización
fálica.
En la
neurosis, si llevamos en consideración lo indicado por Miller en relación al
lugar del síntoma en la fantasía como respuesta estructural, el síntoma, que en
el fantasma ocupa el lugar del rombo parece ser reforzado con la significación
fálica del objeto.
FANTASMA ESTRUCTURAL
$‹s(A)›a
|
FANTASMA EN LA NEUROSIS
Falo positivado
$
‹ castración › (+φ)
Negación de Castración
|
Esto quiere
decir que la neurosis es una respuesta defensiva a la incidencia del sentido de
la falta como Falo-Castración y que realiza síntomas y metamorfosis fálicas
para no querer saber de la falta estructural contenida en el fantasma
fundamental. El fantasma neurótico al
mismo tiempo que sustenta la castración la niega. Esto corresponde a lo que Freud designaba
como “fantasías perversas del neurótico).
La neurosis es en condición de castración.
Tendríamos
entonces que pensar lo que es el síntoma en función estructural y diferenciarlo
del síntoma neurótico. Esto se hace
posible si llevamos en consideración{on lo expuesto en relación a las dos
maneras indicadas de presencia del fantasma.
Podríamos concluir diciendo que el síntoma no es siempre neurótico, que
es una formación de estructura y que adquiere la condición neurótica a partir
de una manera específica de operar en el fantasma. Esto es algo que puede ser fundamental en una
dirección de la cura y en la posición de una ética del analista que la dirige.
EL FANTASMA EN LA NEUROSIS HISTÉRICA
Podemos
afirmar que la histeria es una formación defensiva encubridora del fantasma
fundamental. Que las fantasías
histéricas son respuestas ficcionales o deseos de un todo fálico para recubrir
la falta, que en el fantasma histérico, es significada como castración. Estas fantasías siempre fracasan en
lograr su objetivo pleno lo que lleva a
la implementación de recursos y refuerzos sintomáticos, es decir, al síntoma
histérico, la insatisfacción, la queja etc. (por no encontrar el Todo – Fálico
– Positivado).
Lacan sitúa
al matema del fantasma fundamental de la histeria (Sem. VIII, La Transferencia),
en los siguientes términos: “a sobre
menos phi, en su relación con el A”.
Esto nos esclarece que la función del fantasma es la de establecer la
posición del sujeto al tener este que articular su goce al campo del Otro
simbolizante.
deseo
En este
matema tenemos de su lado izquierdo en el lugar del sujeto, al objeto de la
falta estructural significado por la operación Falo-Castración (en estado de
represión, característica esta de la defensa histérica) el cual, se articula
por el rombo al gran Otro del lenguaje y lo simbólico (A). Otro que en la histeria es llamado a
presentarse (se lo desea) como completo y sin fallas, es decir, fuera de
castración y que corresponde a un apelo por el padre de excepción, al amo
absoluto, o a una estructura simbólica sin falta de significante y totalmente
autosuficiente.
En este
sentido podemos decir que el deseo histérico es deseo por otro pleno, y que en
esta neurosis esta intención se sustenta con el deseo por el falo todo-positivo
lo que necesariamente trae como consecuencia a la presencia del deseo como
insatisfecho y a las quejas y desilusiones sintomáticas.
Equivale Falo
todo+
A------------›(+φ)
Todo esto es fundamental
para situar la condición de amor y el deseo en dicha estructura neurótica. También es muy valioso para indicarnos el
lugar del analista en el campo transferencial que el sujeto histérico nos
propone en la clínica. La satisfacción
en denunciar las fallas y las faltas de ese Otro- Amo o Señor, es decir en
apuntar su castración. Esto corresponde
un poco a lo que Freud indicaba con la bisexualidad histérica, aquella en que
una mujer se presenta tapando y mostrando los órganos genitales (su
castración)y que Lacan sitúa como división estructural del sujeto humano. El sujeto del deseo es siempre dividido.
¿Dónde situar entonces al
sujeto dividido o tachado que no está escrito en su fantasma fundamental? Claro que ya lo dijimos que el lado izquierdo
del matema, donde lo que Lacan escribe es la causa de su división y su
desaparición (afánisis). El objeto de la
pulsión que al ser significado en el inconsciente como castración, hace
inscripción de la falta, pero no la resuelve…, no como a ella le gustaría.
Esta parece ser otra de las
características esenciales del fantasma neurótico, el de no sustentar la
presencia del sujeto tachado del deseo, el cual se mantiene presente en el
fantasma fundamental, aunque sea de forma puntual y en los instantes de
travesía. En estos momentos parece
ocurrir una especie de desubjetivación que afecta conscientemente a un sujeto,
lo que puede darse cuando un sujeto se hace responsable por un cierto
intolerable de su goce pulsional. Sin la
incidencia de una responsabilidad subjetiva no tendríamos como situar la
posición de una ética del deseo. Por
tanto, es menester que exista desubjetivación concomitante con una posibilidad
de responsabilidad del sujeto por su goce, para que un sujeto se resitúe en
relación a su fantasma y por tanto de su goce en posición ética.
La fantasía histérica
neurótica es así una de las maneras que un sujeto puede encontrar para librarse
de una ética, es decir de una responsabilidad por sus deseos y
consecuencias. El síntoma es así un
medio de gozar irresponsablemente, y si el Gran Otro no fuera tachado, eso
sería posible. Es la apuesta histérica
que destinada al fracaso, no para de insistir…
EL FANTASMA
OBSESIVO
E
fantasma obsesivo se sitúa en una cierta oposición al de la histérica. Lacan lo indica en los siguientes términos:
A ‹› φ (a´, a´´, a´´´,…)
Se observa que en el lugar que corresponde al sujeto
se presenta el Otro tachado, y que en el lugar el objeto “a”, surge el falo en
condición de objeto en deslizamiento metonímico. Algo que me parece debe ser entendido como
medio de recusar la presencia metafórica del significante falo, es decir su
función substitutiva del objeto pulsional
sustentada por la incidencia del Nombre del Padre.
También se constata a partir de este fantasma que el
lugar del Otro en el campo de los vínculos sexuales será siempre ocupado por el
falo. Manera ésta que un obsesivo
encuentra para no enfrentar a una mujer como causa de su deseo en más allá del
todo fálico. La neurosis obsesiva es en este
sentido una manera de sustentar una sexualidad toda fálica. Esto podría llevarlo a tratar una mujer, no
desde una posición de hombre, sino en un cierto de igual para igual, es decir
en posición homosexual. Existe en la
posición obsesiva del sujeto la busca del Otro excepcional, el padre gozador y
de excepción de la horda primitiva, que corresponde al lugar del todo fálico
fuera de castración. El padre del goce,
en contraposición al padre edípico del deseo y de la histeria. Buscar a éste padre, que no puede tener
existencia a no ser en los antojos maternos, es la manera obsesiva de no querer
saber de la castración y de mantenerse muy próximo a un real de goce,
insoportable, al no presentarse regulado por el principio del placer y del
deseo. Esta es una de las maneras de
cómo se puede interpretar su fantasma, correspondería este al intento de
construcción de dicho padre (Otro) que goza con un falo metonímico y así no se
presentaría como sujeto a la castración.
Una de las consecuencias de esta posición es la de que
el deseo se vuelve imposible en la medida que solo se desea en condición de
castración, por otro lado un padre solo puede ser agente de dicha castración si
el propio, está en castración. Existe
por tanto empuje al goce en el obsesivo, esto en la medida que reniega al padre
castrado-castrante, y se arregla con este mandato, colocándose como un servidor
y esclavo del superyó que se presenta como punidor y culpabilizador implacable.
A la falta de un signifícate en el campo del otro
S(A), a la falta estructural o castración inherente a lo simbólico, el obsesivo
puede responder tratando de colmar el intervalo significante con eso que Lacan
llamó en el Seminario VIII “presencia real”, es decir, el falo como revelador
de lo real del goce, como significante de goce y no más como significante de la
falta que causa al deseo. Con esto lo
real imposible podría volverse posible y tenemos allí indicado el punto de
extrema angustia a que un obsesivo puede llegar. Es por otro lado el precio que paga por
querer ser y tener el falo al mismo tiempo, se rehúsa así a someterse a la
lógica de la castración del inconsciente: si
tengo no soy, si soy no tengo. Otra manera esta de empeñarse por el TODO,
para así recusar al objeto perdido como causa del deseo y de la propia
diferencia de los sexos.
Esto también puede indicarnos porque se vuelve tan relevante en estos
casos, el superyó y el rebajamiento del deseo a nivel de la demanda. Tanto el uno, cuando la dicha demanda, se
aproximan más de lo pulsional que el deseo, lo que lleva a formaciones
sintomáticas y respuestas de garantía más duras e inflexibles. En general, el obsesivo tiene a interpretar los
significantes del deseo el Otro como signos de demanda. Todo se reduce a una cuestión de saber
entender lo que el otro quiere y se reduce a una cuestión de saber entender lo
que el otro quiere y ofrecerle el objeto como siendo el objeto demandado, de
esta manera no necesita llevar en cuenta al objeto que causa el deseo del Otro,
al final, el cree que sería posible saber todo lo que ese otro quiere, es
decir, con qué goza y así va ofreciendo objetos y saberes por doquier, en el
fondo lo hacer, para que ese otro no lo trague a él mismo. Por éste motivo pueden ser tan gentiles,
atenciosos ofertadores y por otro lado retentivos, jopy o controladores. Esto
en la medida que sabemos, que la mayor convicción de estos sujetos, es la de
que ellos sería el objeto privilegiado del goce materno, lo que puede ser muy
amenazante…. Y exigir muchas pesadas formaciones sintomáticas defensivas.
La identificación paradojal del obsesivo es esta de
identificarse al significante falo como significante del goce (del Otro
materno). Lo que puede lleva a un máximo
o exceso de un narcisismo neurótico y a un extremo posible de angustia
neurótica.
Su fantasma es de una formación defensiva en relación
al fantasma fundamental donde el mismo objeto pulsional que causa goce al ser
tomado en lo simbólico debe poder causar deseo.
Como sabemos , para que el objeto cause deseo, debe posicionarse en
condición de falta y si el obsesivo(a) cree que puede interpretar todo lo que
la falta quiere en el Otro… y llegar a identificarse en el lugar de lo que
falta….., la cosa puede después de algún tiempo ponerse muy argel o fea.
Se podría entonces entender su fantasma así:
Che voi?, qué me quiere? (Yo sé lo que el Otro quiere)
A‹›φ(α, α´, α”….)
(hago esto para
que no me devore, es decir me mate, le
doy muchos objetos…. O nada)
César
Medina
Río/10/10/98
P.S.
Esto de pretender saber demasiado sobre lo
que el Otro quiere, puede llevar a cada cosa…. Uno de nuestros colegas en ASU
una vez creyó saber tanto lo que yo quería… que me cerró la puerta… porque se
sintió muy cargado con mi deseo… Es decir interpretó deseo como demanda y me
mandó a la M…. Me gustaría decirle alguna vez, que deseo por principio no cargan
a nadie, es decir, no es necesario cargarlos a los $ del deseo
para librarse… de la amenaza del goce.