jueves, 1 de septiembre de 2011

 PRE-TEXTOS PREPARATORIOS..."LA SOCIEDAD DEL ACTO ANALÍTICO"  POR ENRIQUE ACUÑA

HACIA EL III ENCUENTRO DEL PSICOANÁLISIS CON LA  HISTORIA Y LA  CULTURA

 El síntoma de cada uno en la cultura globalizada

*Síntoma analítico y síntoma social

*Psicología de las masas y política del psicoanálisis

*El inconsciente entre lo cultural y lo singular

*Futuro del psicoanálisis en la sociedad global
  
16 y 17 DE SETIEMBRE

SALA MOLIERE, ALIANZA FRANCESA
(MCAL. ESTIGARRIBIA 1.039 C/EE.UU.)

Asunción - Paraguay

 INFORMES: (0984) 285-073, 210-382, 210-503, (098) 965-332
appa.arandu@gmail.com

INVITA:

Asociación Paraguaya de Psicoanálisis Arandú (APPA)


CONVOCAN:

Asociación de Psicoanálisis de La Plata (APLP) – Argentina

Asociación de Psicoanálisis de Misiones (APM) – Argentina

 Asociación Paraguaya de Psicoanálisis Arandú (APPA)



AUSPICIAN:

Casa del Psicoanálisis S. Freud en Paraguay

Alianza Francesa de Asunción

Embajada Argentina en Paraguay

Revista Conceptual Estudios de Psicoanálisis

Universidad del Norte




Presentación

 
Asunción se viste de anfitriona del tercer Encuentro de Psicoanálisis con la Historia y la Cultura que reúne a interesados de Asunción, Encarnación, Buenos Aires, La Plata, Posadas y otras ciudades. 
Estos pre-textos son el modo en que, a partir de una serie de envíos, proponemos la lectura y el debate las diversas temáticas que serán tratadas en el Encuentro.
Inauguramos esta serie con un texto de Enrique Acuña La sociedad del acto analítico, quien plantea allí los ejes de los debates contemporáneos del psicoanálisis en tensión con el campo de los discursos de la cultura. 
De Freud a Lacan, se trata de entender que ambos han tenido posiciones diferentes en relación a la semántica cultural a partir del hecho que la cultura no es la misma en la época de cada uno. Lo cual conduce a situar también la especificidad de los discursos contemporáneos. 
El psicoanálisis, propone el autor, enseña a partir de una clínica del síntoma de cada uno en lo global de la cultura cuando el acto analítico tiene consecuencias en lo social. Se trata, entonces, de la intervención del analista en el hecho social. 
Después de 100 años de psicoanálisis, ¿que caracteriza al siglo XXI?. Invitamos, con esta pregunta, a la lectura del artículo. 

Christian Gómez 



 La sociedad del acto analítico (*)

Por Enrique Acuña

Todavía les falta aprender el abc, ese abc, se llama: les van a tomar el tiempo.
No se molesten en reflexionar lo que deben decir. No les van a preguntar.
Las bocas para alimentar bastan y sobran. Lo que falta es carne.
Pero eso no debe desalentarlos!
Un libro de lectura para habitantes de ciudades, Bertolt Brecht


Se trata de saber cómo aplicar lo que enseña la soledad de la experiencia analítica cuando sus resultados se hacen públicos, es decir, las consecuencias sociales del acto analítico, en esa producción que Lacan llamo objeto “a”, producto que es una solución al síntoma fabricado por cada quien con su tiempo.

Conectando estos momentos y observando la diferencia entre Freud, Lacan y el siglo XXI, después de un siglo de psicoanálisis, se podría decir que en los años treinta Freud presenta El malestar en la civilización desde la idea optimista en la que el factor Kultur puede organizar con su red, el goce del amor roto por la pulsión de muerte (observable en lo público de la guerra y en lo privado de la experiencia en la reacción terapéutica negativa como fracaso de la cura). Hace hincapié en una eficacia de lo simbólico, donde por la cara de ley del superyó, el programa de la cultura sería terapéutico si los ideales vencen al plus de goce.

Ideal
(a)

Lacan observa, después de la revolución burguesa del mayo del 68, dos hechos: que el reverso del psicoanálisis es el discurso amo contemporáneo, uno para cada posguerra, que su dialecto es el discurso capitalista; y que la burocracia universitaria genera mercado. Capital del mercado más burocracia universitaria, resultado: sujetos divididos, en ese momento, el estudiante, el revolucionario.

Esto lo lleva a demostrar que no hay "la sociedad", sino discursos, lazos sociales fragmentados, que se pueden ordenar en al menos cuatro: histérico, universitario, analista, del amo o inconsciente. Cada uno de ellos supone un dominio de quien está en posición de agente sobre el otro.

Así la histérica domina su relación al deseo del amo, el universitario al alumno, etc. Este dominio organiza modos de hacer con la verdad. Lacan caracteriza esa época en términos de predominio de la ciencia, de la ideología del utilitarismo y producción de objetos técnicos (gadgets) que crean leyes de mercado y generan sujetos consumidores, del prêt à porter y de lo listo para usar.

El superyó obliga un plus-de-goce en el consumo, de modo tal que el objeto ofrecido como parte del mercado cultural es la inversión de la formula freudiana:

(a)
Ideal

J.-A Miller sugiere que estamos frente al “discurso hipermoderno de la civilización” que separa ese plus-de-goce (a) de un sujeto ($) que queda dividido por esa exigencia de más y deja abajo los significantes amo que lo orientaban. El saber queda en el lugar de la verdad, pero como semblante (relativismo posmoderno).

(a) ---- $
S2 ---- S1

Aunque con la misma estructura que el discurso analítico. Pero aquí los términos están separados. Lo interesante es que Lacan, en “La Tercera”, ubica al psicoanálisis como parte de esos objetos cotidianos del mercado; será un síntoma de la cultura si se diferencia de ella, en tanto ese objeto (a) es inaprehensible y a la vez ofrecido al consumo. El objeto del psicoanálisis –dice en Televisión – es ascendido como un producto del resto imposible de decir “al cenit del cielo social”; puesto ahí, ya es un valor. Es una paradoja de su uso y desuso.

Al saberse ya que hay una novela de La familia como hay Edipo-para-todos, se neutraliza y reduce el saber del analista que queda comercializado en el discurso universitario. Lo que fuera una peste es ahora un anticuerpo que se llama psicologización y sentido común. Al ser parte del mercado, el psicoanálisis puede ser evaluado por la ciencia con técnicas de marketing. Se profesionaliza y entra en carrera universitaria, se regla su técnica, se comparan sus resultados, en el mejor de los casos, se mide su terapéutica.

Pero sólo como síntoma de la cultura puede fracasar en ser llamado a obturar el vacío de la época que es trasladable a cada sujeto si pasa por un síntoma propio a alguien que habla y hace existir al Otro, el inconsciente, como un recorrido de la historia diferente al que ocurrió.

El psicoanálisis sobrevive en la época de la alianza entre la ciencia y el mercado en su malentendido: siendo ya parte de la cultura, puede ser un extranjero de ella. Puede intervenir en la subversión del sentido masificante, creando un deseo inédito al indicar la máxima diferencia entre los ideales y las causas. Atravesando lo imposible, localizar la causa de cada uno para dignificar su vida y crear las condiciones de posibilidad para trasmitirla.

Esta sociedad, para Lacan, fue su enseñanza de escuela, “refugio ante el malestar” pero no parroquia. Un lugar de elaboración del saber nuevo, en lo público de sus pases, que daría la ocasión de vivificar sus “fracasos”. Para nosotros ahora lo que perdura es una sociedad de analistas, pero la sociedad del acto analítico no es sin otros discursos.-

(*) Este texto es un fragmento del articulo “El viejo mundo nuevo” extraído de el libro Resonancia y silencio –psicoanálisis y otras poéticas- de Enrique Acuña.- EdULP. La Plata 2009.

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