TIEMPOS MODERNOS
Mara Vacchetta Boggino
I.-Amo a Posadas mucho antes de haberla visitado por
primera vez, porque en ella se
exilió un amigo mío de Villarrica, llamado Carlos Martínez Gamba. Poeta
parnasiano que en su destierro, eligió
para vivir un otero desde donde divisaba
la otra orilla, la orilla paraguaya. En
Argentina y hablando con los mismos nativos con quienes habla Enrique Acuña, él
escribió 16 mil versos alejandrinos en guaraní, en este caso sobre la guerra
del 70, cuando sabemos que los correntinos desertaban para no ir a pelear
contra quienes hablaban su misma lengua.
También
procedente de Villarrica, llegó a esa orilla del Paraná y a principios del siglo pasado, el suizo Emilio
Flüry. Él había
venido soñando con plantíos de té. Decía
que el clima y suelo eran ideales en su opinión de experto. Lamentablemente Paraguay
estaba en rencillas políticas fratricidas y don Flüry no encontró interlocutores, sí en cambio cruzando
el rio, donde ejerció su proyecto,
siendo ahora el té la mayor fuente de riqueza genuina de nuestra vecina Misiones.
II.-Visión a vuelo de pájaro.
Como Psicoanalistas, en países de tantos
avatares políticos como Argentina y Paraguay, siento que no renunciamos a
nuestros ideales y seguimos en la lucha. Es increíble la mutación que hizo el
Psicoanálisis desde que el alma inmaterial, incorruptible e inmortal- ver
nomás tales argumentos en el Fedón de Platón-
pasó por varias “tecnologías del Yo” ( Foucault), hasta convertirse en “l`une bevue”, una “metida de pata” ( ver
“L`insu que sait”). Es lógico que tengamos
que ser aguerridos.!! Si la naturaleza irritantemente pulsátil del Inconsciente
hace que aparezca en un abrir y cerrar de ojos, es lógico que
nosotros también estemos en crisis epistémica permanente!!!
En Paraguay discutimos
lealmente con todos los que leen el Inc,
convencidos de que nuestras diferencias conceptuales
cruciales sirven como objetos “a”, que relanzan nuestro deseo de seguir
fatigando la investigación, apoyados en Freud y Lacan. Sin repetirlos sino
reinventándolos.
En Paraguay noto enorme avance
de las ciencias cognitivo-comportamentales donde preparan al psicólogo para ser
un auxiliar y derivador del médico con la medicalización de los casos,
naturalmente. Y con el DSM4, donde una mera clasificación que puede ser útil
para poder presupuestar y cobrar un proceso terapéutico (como me pasó a mí
con una persona cuyo seguro de salud estaba en Atlanta, EUU),
pero nunca para confundirnos pues sabemos que en estas nuevas nosografías el sujeto está cada vez más ignorado. Ahorita, es la eficiencia y el logro rápido el
bien Supremo.
Sobre el punto les comento que a mí me impresionó enormemente una película de
Fritz Lang, “La venganza de Krimilda”( 1924) - de paso les insto a que la vean,
porque el arte no envejece-. Allí veíamos cómo los caballeros del Sacro Imperio
Romano Germánico, lloraban sinceramente la muerte del redentor “nosotros, nuestros pecados lo mataron”, ect. Recordemos que Freud nos
dice en el mito de la Horda primitiva, del papel crucial de la Culpa en la
formación de Occidente. Me gustaría sugerir investigar más en el rol
subjetivante de la culpa – no sólo desde la óptica negativa- ahorita en que el
cortoplacismo descarta toda autocrítica, reflexión o sentimiento introspectivo
que no tenga un provecho en el mercado o
que no signifique un éxito pronto.
III.- El quehacer del psicoanalista hoy
Sabemos que somos hablados. No hay hecho
totalmente incontaminado ni hay relato
neutral. Pero somos siempre tan ingenuos en creer que nuestra Weltanshauung (visión de mundo) no nos
condiciona. Una tarea del psicoanalista actual sería ¿por qué no? desmontar
relatos esclerosados para verterlos en
otros que nos salven de la repetición,
de la inhibición, el síntoma y la angustia!!! . Claro que no existe un
Inconsciente colectivo. Freud puso pica en Flandes muy claramente cuando le
advirtió a Jung al respecto. Pero es
cierto que nos enseñó que el psicoanálisis es también “una visión del mundo” y
en ella nos autorizamos para incidir en las enunciaciones de nuestros
compueblanos para tratar de que seamos un poco menos idiotas repitiendo
nuestros fracasos políticos, cual mulos girando alrededor de la noria. Tampoco el analista es un maniquí sentado: es
cierto, cuando surge un “l´une bevue”,
nos convertimos en objetos “a” para que sólo campee el inconsciente que se
jugará en el discurso. Entonces, en ese
surco fecundo surgirá la interpretación ¿ de quién? ¡del inconsciente ! el
analista ahí es la médium, un vehículo
para pronunciar el dicho/dictámen del inconsciente!!
El psicoanalista “paga con su Ser”, en el
surco transferencial donde la repetición
campea, pero aún así fatigamos seguros ante la aparición de la sorpresa. En
efecto, el analista queda muchas veces, “estampillado contra la pared”,
sorprendido ante una escena que a su
mirada interior se le presenta ( el fantasma capta la mirada que proviene del
objeto y la doma, la domestica hasta convertirla en imagen, según se desprende
del Seminario XI). Creo en síntesis que el psicoanalista está en
dos líneas de fuego:
a) una ante
su analizado en el diván, en la búsqueda y atravesamiento del fantasma. Ahí su
clínica se juega en la verdad única, intransferible del “uno a uno”.
b b) la otra, el analista ante su mundo. Ahí,
entiendo que aunque no es posible extraer el fantasma -siendo que no existe el
inconsciente colectivo- no por eso dejamos de oír discursos en la Enunciación … y es ahí donde
creo que no debemos encerrarnos en la consulta privada e intentar ser testigos de nuestro tiempo.
IV.- Tiempos modernos.
Nos acecha la medicalización, que muchos
psicólogos aspiran porque en ella buscan
rigor científico. Pienso en Bunge para quien sólo es válida la psicología
experimental, de cuya solidez nadie
duda, pero, le diría Lacan _ desde “Ciencia
y Verdad” de 1966- que el sujeto siempre está ahí como compañero
antinómico, sacándole la lengua, porque siempre hay un enunciado
indecidible, siempre una incompletidud, siempre un “l`une bevue”… Lo simpático es que estos añorantes de Popper,
no piensan que ahorita las ciencias están más preocupadas que nunca de lo
impredecible, de lo infinito, de las lógicas inconsistentes, de la
incompletitud de los teoremas de Godel y por tanto de la indecidibilidad de los
aconteceres……!!y nosotros buscando legitimar nuestros asertos en el viejo
discurso empirista!
Una anécdota: estábamos repartiendo con Osvaldo Gómez Lez volantes de propaganda
la para el lanzamiento de “Al Sesgo” , en todos los cursos de todas las
facultades de Psicología de Asunción y
yo aseveraba “ a mí no me interesa
un psicoanálisis que no ayude a construir ciudadanía”. Quiero repetir esto porque me parece central: sin duda en
esta anécdota no me refiero al Sujeto de
la fórmula del fantasma “Sujeto^a”,
que investigamos buscando aliviar el
dolor del diciente. Sino que al lado de esa tarea que atañe a cada sujeto ante
su sagrada Verdad ( el psicoanálisis en
cuanto a ética) está otra dimensión del psicoanalista cual es ser sensible
traductor de su época. Época donde Noam Chomski o Di Caprio alertaron
sobre el calentamiento global, cuando advirtieron que sus consecuencias son tan
alarmantes como la conflagración atómica. La práctica analítica depende también
de una época determinada…Y hay tantas dudas e interrogantes en esta
posmodernidad, que es bueno permitirnos no encasillar, para errar un poco en el
espacio público y así, sin pontifica ni
juzgar, les voy a contar un caso que me
cupo atender y que sigo en tratamiento (presentación del caso de una pareja de
lesbianas cuyos de hijos adoptivos, están con problemas escolares).
Mara Vacchetta Boggino. Asunción, abril 2016
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