MENTIRAS VERDADERAS EN LA HISTERIA
por Dolly Sosa
En este trabajo empezaremos desde los albores del
psicoanálisis, cuando el insigne Sigmund Freud se encontró con que había un
campo intermedio entre sucesos no
acontecidos más no por ello falsos. Este dilema, este no-lugar, este
obstáculo epistemológico aparentemente insalvable, dio lugar a uno de los descubrimientos más insólitos
del siglo XX: el inconsciente.
El discurso sobre el Inconsciente siempre ha sido incómodo porque
se trata del unbewusst (voz alemana
que significa lapsus, error, traspié, caída de un discurso bien configurado, ect ) y aún hoy se
discute si tiene espacio en el seno de
los discursos científicos. El psicoanálisis no es ciencia dicen, pero aún así no
podría existir sin relación a ella y además
tampoco la ciencia es autónoma respecto del sujeto del inconsciente: “ el sujeto en cuestión sigue siendo el correlato de
la ciencia, pero un correlato antinómico puesto que la ciencia se muestra
definida por el no-éxito del esfuerzo para suturarlo (Escritos, Ciencia y Verdad).
Comenzamos nuestra exposición con los guiños de
luciérnagas que le hacían los síntomas histéricos a nuestro investigador
vienés, guiños que desorientaban y enloquecían a eminencias del saber desde los
comienzos del mundo , al punto de creer que tales síntomas eran asuntos
infernales.
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El
misterio de las histéricas trastornó a sabios desde los tiempos del griego
Hipócrates ( siglo V a.c.), pasando por la Edad Media en que se creía que las
histéricas estaban endemoniadas ( recordemos la extraordinaria novela “Los
demonios de Loudum” , de Aldoux Huxley), hasta incluso los tiempos actuales en
que se leen en anales del American
Psychologycal Association, o en
decenas de artículos como en el False Memory Syndrome" donde
constatamos cuán desorientados están los gringos quienes buscan como saber científico aquello que desde Freud sabemos escapa de dicho
saber!!! Es justamente este problema del
saber que se escapa del saber, el que dio origen al psicoanálisis!!.
En “Estudio
comparativo entre las parálisis motrices orgánicas e histéricas” Freud
verificaba que estas últimas no respetaban la anatomía y muchas veces se
presentaban "en contradicción con las reglas de la parálisis orgánica
cerebral". El recorte que la parálisis histérica hace sobre el cuerpo
no sigue las reglas de la anatomía sino el recorte del lenguaje común: "es
la concepción trivial, popular, de los órganos y del cuerpo en general la que
está en juego en las parálisis histéricas, así como en las anestesias, etc."
(Freud, Obras Completas, Ed. Biblioteca Nueva). La conclusión de Freud es que
puede haber, entonces, "una lesión funcional sin lesión orgánica
concomitante (...) la lesión de la parálisis histérica será, entonces, una
alteración de la concepción (representación); de la idea de brazo por ejemplo"
(íbidem).
¿Se enferma
entonces una persona a causa de la palabra y el lenguaje? Porque es clarísimo
que acá el real no se comporta de acuerdo al saber que la anatomía y la
fisiología tiene del mismo!! ¡¡Y tampoco se trata de que la Ciencia se equivoca
ni que la parálisis corresponde a otra anatomía patológica!! Es que el
inconsciente es verdaderamente el unbewusst, o sea “la metida de pata”, el
“error”, lo “escondido” y hasta lo “unheimlich” o el fondo
siniestro de tan desconocido!! "La lesión sería entonces la abolición de la accesibilidad
asociativa de la concepción del brazo. Este se comporta como si no existiera
para el juego de las asociaciones (...) el órgano paralizado o la función
abolida están envueltos en una asociación subconsciente provista de un gran
valor afectivo, y se puede mostrar que el brazo se libera tan pronto como ese
valor afectivo se borra" (Íbidem).
Lo que Freud
nos trae es una verdad bastante incómoda para los científicos: que en el caso
de los síntomas histéricos, el saber se basa en la singularidad de cada
historia, dicha ésta al ras de las palabras y que arreglar el problema será
según el operativo de la escucha para desanudar aquella palabra que no está
integrada dentro del circuito asociativo del pensamiento del /a enfermo/a. Escuchando
Freud se encontró con que estos síntomas histéricos tenían naturaleza sexual. Esta
novedad que Freud sostuvo (descubrimientos sobre la sexualidad inherente
a los eventos que iba interpretando) le significó el ostracismo respecto del
mundo académico . Y más aún el papel de la sexualidad en la vida del infante. Desde luego estaba también la vigorosa voz del
filósofo Nietzsche: "el grado y la naturaleza de la sexualidad de
un hombre se manifiesta hasta en las cúspides más elevadas de su espíritu",
pero esta aseveración sólo es creíble después de Freud.
Como veremos en la nutrida
correspondencia con su amigo Fliess, nuestro esmerado y angustiado escribiente
pronto llegó a la decepción de que los recuerdos infantiles donde sus enfermas acusaban de perversión al
padre, no eran necesariamente realmente acontecidos.
Que no correspondían a hechos fácticos! Allí le escribió a su inseparable ( en
aquella época) amigo Fliess en 1897 “Ya no creo en mi neurótica”
“Ya no creo en mi Neurotica.
Pero es probable que eso no se entienda sin una explicación; tú mismo habías
considerado creíble lo que yo te pude relatar. Por tanto quiero comenzar históricamente
con el origen de los motivos para la falta de fe. Los continuos desengaños en
los intentos de llevar a un verdadero término algún análisis, la huída de las
personas que por un tiempo habían sido las más involucradas, la ausencia de los
éxitos plenos, con los que yo había contado, la posibilidad de explicarme los
éxitos parciales de otro modo, de manera común y corriente: he aquí el primer
grupo [de motivos]. Después, la sorpresa de que en todos los casos fuera
necesario acusar de perversión al padre, sin excluir al mío propio, la
apreciación de la frecuencia inesperada de la histeria, donde en cada caso se
conserva la misma condición, mientras que, en cambio, es poco probable una
correspondiente frecuencia de la perversión contra niños. (La perversión
tendría que ser muchísimo más frecuente que la histeria, porque la enfermedad
solo aparece allí donde los eventos se han acumulado y se ha agregado, además,
un factor capaz de debilitar la defensa.) Luego, en tercer lugar, la
comprensión ya segura de que en el inconsciente no hay signos de realidad, de
manera que no se puede distinguir entre verdad y ficción investida de afecto.
(De modo que solo restaba la solución de considerar que la fantasía sexual
recurriría regularmente al tema de los progenitores.) Cuarto, la consideración
de que, [aún] en la psicosis más profunda, no trasciende el recuerdo
inconsciente, de modo que el secreto de las vivencias juveniles no se hace
patente ni en el delirio más confuso. Cuando así se ve que lo inconsciente nunca
supera la resistencia de lo consciente, de igual modo se reducen las
expectativas de que en el tratamiento pueda ocurrir a la inversa, hasta llegar
lo consciente a domar por completo a lo inconsciente. Bajo estas influencias llegué a estar dispuesto a renunciar a dos ideas, a la
solución completa de una neurosis y al conocimiento seguro de su etiología en
la niñez…." (
Los subrayados son de la autora de este trabajo)
“….. Mi conferencia sobre la etiología de la histeria en la Sociedad
Psiquiátrica tuvo un recibimiento muy frío por parte de esos burros. Kraft Ebing me dijo que parecía un
cuento de hadas científico. Eso que yo les estaba aportando una solución para
un problema de más de mil años de antigüedad, una fuente del Nilo".
Imaginemos
la sorpresa ante sus hallazgos y la soledad teórica de Freud: por un lado la
indiferencia de sus colegas ( fíjense la ironía de Kraft Ebing, que en aquella
época era todo una eminencia), por otro lado la sospecha de la sociedad
victoriana por meterse en asuntos tan desagradables como el discurso sobre la
sexualidad. Y si por si fuera poco ¡ se topa con que los relatos de las
histéricas no tenían realidad fáctica! Al igual que las parálisis histéricas:
no tenían base neurológica!!! Entonces él se encuentra en el “terreno de
nadie”, en un terreno jamás hollado por inteligencia alguna!!! Él ,un hombre
científico! Heredero del iluminismo más aristocrático de su época!! ¡Tener que
reconocer un evento que sin tener facticidad, sin haber ocurrido ¡tampoco era falso!! Como tampoco eran falsas las parálisis, pese a
no descansar en haces nerviosos ni sinapsis neuronales Se encontró con un campo
absolutamente inexplorado y concluyó con que : si bien no son eventos
empíricamente acontecidos Tampoco son fraudulentos ni fingidos ni adulterados
ni tergiversados!! Entonces, con el
genio al que pocos llegaron, como un nuevo Prometeo nos trae una nueva
dimensión pues descubre “la fantasía
inconsciente”, la “realidad psíquica”
. O sea, algo que no está en la realidad exigida por el Positivismo. NO está en los hechos acontecidos reclamados
por el Empirismo!! Sino que está…..en
una dimensión nueva !!el
inconsciente!!!
Freud
entonces abandona la teoría de que la seducción haya acontecido concretamente en la
vida del sujeto, en favor de la de “realidad psíquica” y la “fantasía
inconsciente “ con ello hace nacer un nuevo objeto teórico en el mundo de las
ideas ( el Inconsciente) y comienza el discurso del Psicoanálisis.
En el Manuscrito L que acompaña a la
carta 61 a Fliess dirá que las fantasías
inconscientes "son establecidas por medio de las
cosas que fueron oídas y que se valorizan con posterioridad, y así combinan lo
vivenciado y lo oído, lo pasado (de la historia de los padres y antepasados)
con lo visto por uno mismo. Ellas son a lo oído como los sueños son a lo visto".
En el manuscrito M
(anexado a la carta 63 a Fliess, con fecha 25 de mayo de 1897) . “La formación de fantasías acontece por combinación y
desfiguración, análogamente a la descomposición de un cuerpo químico que se
combina con otro. Y en efecto, la primera variedad de la desfiguración es la
falsificación del recuerdo por fragmentación, en lo cual son descuidadas
precisamente las relaciones de tiempo. Así, un fragmento de la escena vista
es reunido en la fantasía con otro de la escena oída, mientras que el
fragmento liberado entra en otra conexión. Con ello, un nexo originario se
vuelve inhallable".
Desde
entonces , la obra de Freud se abocará a dar cuenta y formalizar – de ser
posible- este saber marginal, que opera
en la singularidad constitutiva de cada serhablante .
¿Y CÓMO ESTAMOS EN LA ACTUALIDAD ANTE EL TEMA DE LA
VERDAD?
Estamos viendo entonces, cómo
Freud no se encontró corroborando las verdades científicas (como tal vez
habría sido su deseo) , ya que él era hijo de la Iluminación. Una época en que
todavía se creía a pies juntillas la aseveración que nos viene desde
Aristóteles de que la verdad apunta a la adecuación del intelecto con la cosa:
“ Adaequatio rei et intellectus".
Freud se encontró “con las manos
en la masa” con un descubrimiento muy incómodo: cuál es que lo que le interesa
al humano en tanto humano, es que en la verdad hay un encuentro imposible entre
el sujeto cognoscente y la cosa a ser conocida. El fracaso acecha en todo
momento y de todos lados. La sutura imposible, producida por el retorno de lo
que quedó afuera de la ansiada “adaequatio”. El efecto “sujeto” será
siempre esa inadecuación, esa desarmonía, esa no-sutura.
Veamos: Lacan
dice: “ el sujeto en cuestión sigue siendo el correlato de
la ciencia, pero un correlato antinómico puesto que la ciencia se muestra
definida por el no-éxito del esfuerzo para suturarlo"
(Escritos I . Ciencia y Verdad).
Bien!
Será por ello que nos viene a los psicoanalistas la fama de subversivos, pues en
todo enunciado científico buscamos nó precisamente lo que cierra sino lo que
abre. Es decir, aquello que falta,
aquello que incomoda y que será indudablemente la causa de que el humano es un
ser de búsquedas. “Mi alma es un vaso
que sólo se llena con eternidad”, dice Amado Nervo. Así, colocaríamos nuestras búsquedas de unir
lo real con lo simbólico en una campana de Gauss, donde el encuentro se remite
siempre a un màs allá utópico, asintótico….
Veamos un ejemplo de lo que creía
un hombre de ciencia en la época del optimismo con la Ciencia perfectible hasta
llegar al “saber absoluto”: Decía
Laplace: "Una
inteligencia que conociera en un momento dado todas las fuerzas que actúan en
la naturaleza y la situación de los seres de que se compone, que fuera
suficientemente vasta para someter esos datos al análisis matemático, podría
expresar en una sola fórmula los movimientos de los mayores astros y de los
menores átomos. Nada sería incierto para ella y tanto el futuro como el pasado
estarían presentes ante su mirada".
Difícilmente
hoy tengamos un científico con tanta fe en el desarrollo de las ciencias, en
una época en que cayeron tantos mitos, incluso hoy ya no tenemos manera de
contabilizar tantas estrellas con un infinito en expansión y con una “materia
oscura” que humildemente no se sabe en qué consiste. Pareciera que el
Psicoanálisis, podría servir como un
complemento de la Ciencia (complemento en el plano humano) pues hoy en día no hay ningún científico
pensante que no haya relativizado sus dogmas y que no reconozca – después del observatorio astronómico
satélite Hubble - que con cada nueva fórmula matemática
espléndida que descubre, constata al mismo tiempo que hay un real que se le resiste.
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