lunes, 7 de marzo de 2016

UNA MIRADA LACANIANA DE LA DOLCE VITA ( 1960) DE FEDERICO FELLINI.


UNA MIRADA LACANIANA DE LA DOLCE VITA ( 1960) DE FEDERICO FELLINI.

Mara Vacchetta Boggino, Encargada de la docencia de App-arandú.

La Asociación Arandú ofreció el mes de febrero del 2016 un ciclo de películas de los 60 y 70 del siglo pasado buscando relacionarlas con temas lacanianos. El primer filme que vimos en la muestra que ofrecemos en la Alianza Francesas fue  La Dolce vita, de Federico Fellini (1960).  El ciclo está bajo el cuidado de Alejandro Brítez-Lucena, pues son películas viejas que necesitan estar remasterizadas.                                                                                                                 

Lo que ocurrió el jueves 4 pasado es digno de comentarse. Hubo una comunión infrecuente porque la numerosa concurrencia no se moviò ni carraspeó ni tosió ( signos de aburrimiento) durante las tres horas que dura la proyección!!!. Parece cosa de magia pero Anita Ekberg y Marcelo Mastroiani están más adorables que nunca y Fellini “cada día filma mejor”.     

Temimos  que la gente ya no tuviera ganas de estar en el debate por la duración del filme. NO fue así. No creemos que todas las veces tengamos esta singularísima conexión. En el debate, había  llamado la atención la compulsiva necesidad de placeres de la aristocracia romana mientras el amor parecía transitorio y esquivo. Es así que la fiesta final donde una bella  hace un streap-tease que nadie atiende, buscan la violencia como modo de llenar las horas y escamotear la náusea, el asco, la desazón. Sabemos que la vida romana había sido atacada en su tejido más íntimo durante una guerra  donde el panadero podía colaborar con los partisanos mientras su cliente un  nazi-fascista que podía ser un potencial delator….La sociedad de los 60 aún vivía esa tensión y malestar cotidianos. Sin embargo, nada de eso se vislumbra en el filme! Y entonces, una diversión donde nadie se divierte, nos recuerda a aquello de Freud del retorno de lo reprimido y que lo que sacamos por la puerta retorna por la ventana. Es que, insistimos: la ciudadanía  quebrada y una aristocracia que no quería hacerse cargo de este momento de su historia!!






Detalle muy significativo es el final cuando los ahítos sobrevivientes de la fiesta, caminan donde el mar trajo un monstruo marino muerto y la cámara enfoca un ojo negro abierto al abismo de su negrura. Esto nos lleva a que “la angustian no es sin objeto”. Heidegger nos habla de que la angustia es ante la nada. Pero una lectura más serena del filósofo de Friburgo nos muestra cómo la nada es un requisito trascendental para  la existencia de los entes. De modo que la “nada” no es la negación de los entes sino condición para que ellos existan. Eso significa que ese “vacío” es un tipo de objeto que no es fisicalista ni objetivo. No obstante, su presencia angustiosa, puede promover al deseo y éste en su metonimia ser el origen de toda historia. ES así que al final del filme y ante estos seres  anochecidos y despertados ante la pesadilla de la vida, aparece una niña rubia angelical que le intenta hablar a Mastroiani, como promesa de que la vida sigue fructificando. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario