miércoles, 29 de marzo de 2017

Progama de Clínica Psicoanalítica para App-arandu, 1er. Semestre.




Presentación

  Para la clasificación de las enfermedades mentales, Sigmund Freud empleó  las categorías diagnósticas según los saberes de su época aunque es sabido que le dotó de modificaciones sustanciales,  propias de su genio creador. La práctica de la cura estaba basada en la psiquiatría de entonces y por tanto fuertemente permeada por  los referentes culturales reinantes muchos de ellos totalmente superados hoy.  No obstante si bien parte con el lastre de la nosografía psiquiátrica, justo es admitir que Freud le dotó de una etiología pluricausal y una dinámica inédita, según el juego de los mecanismos de defensa operantes con las instancias psíquicas.

Es importante por ejemplo que se remitan a la primera publicación de 1895 de los doctores Josep Breuer y S. Freud:  “El mecanismo psíquico de los fenómenos histéricos, comunicación preliminar”. Allí vemos cómo Breuer insiste en una clínica descriptiva y monótona mientras Freud hace una ruptura memorable cuando dice “el histérico sufre de reminiscencias”. O sea, la causa del mal no es necesariamente orgánica, rompiendo así con dos mil años (desde Hipócrates)  de discurso médico. Rompe también con los saberes constituídos cuando en “Tres ensayos para una Teoría Sexual” en 1905, Freud parte de los tratados de Krafft-Ebing y Havelock Ellis quienes  escriben libros  abultadísimos con miles de perversiones sexuales,  acortando y localizando los observables solamente según  dos categorías: objeto y fin !! Partiendo de todo el alud de perversiones descriptos por estos psiquiatras (parecido ahora a la presentación de los DSM*, que confiere cierta identidad a síntomas coherentizados por un nombre “científico”), Freud fue investigando hacia atrás en el desarrollo del infante humano,  notando que hay extravíos y bifurcaciones propios de cada sujeto  desde su  mismo  nacer, cosa que le lleva al descubrimiento de la Pulsión. En efecto,  desde el origen  constata  un descarrío de la Naturaleza en favor del Lenguaje, que desde entonces será la brújula que nos dirigirá en un mundo altamente significantizado en el que nos zambullimos desde el nacimiento. El animal es inalterable en cuanto a que sigue sus esquemas comportamentales heredados. Mas el humano, a causa el Lenguaje, tiene el “menú” de su lengua que con su metamorfosearse en  metáforas y metonimias le oferta un mundo casi infinito de posibilidades de acción , emoción y pensamiento!!!

Volviendo a su nosografía, Freud estudió aquellas afecciones mentales  que le resultaban accesibles a su escucha y distinguió Perversiones, Neurosis ,  Psicosis y Neurosis actuales, aunque fue haciendo modificaciones según sus hallazgos teóricos y clínicos.

Es  importante tener en cuenta que Freud limitó las categorías diagnósticas basadas en constelaciones dinámicas  y le buscó un criterio central, cual es el Complejo de Edipo para las neurosis, las perversiones y para algunas psicosis.
           

 Características:

Como decíamos, la cantidad inmensa de fenómenos los agrupó en pocas estructuras y cada una de ellas consiste en una constelación identificable por un tipo particular de conflicto y su modo exclusivo de defensa:  para la Perversión, la denegación; para la Neurosis, la represión y para la Psicosis, el repudio. Constan además, entidades teóricas,  no intuíbles, clásicas ya del  vocabulario freudiano como ser: las pulsiones, las instancias psíquicas, los mecanismos de defensa ect.
No hay clasificaciones definitivas y es así que van apareciendo casos inclasificables, lo cierto es que la Teoría y la Clínica son momentos diferenciados pero que se influyen al punto que no existe Teoría sin clínica y viceversa.                                                                                                              

La Teoría se examina contantemente  y cada caso aún en su singularidad ,enriquece o cuestiona los saberes constituídos. De modo que todo está en cambio, al punto que los conceptos que estudiamos son anticipaciones o retroacciones de momentos anteriores o que vendrán. Esta dialéctica nos pone en el camino de un saber que no es dogma sino que nos constituye a cada uno de nosotros en un autor posible de este – al decir de Althousser- apasionante trabajo de  “práctica-teórica”.


*Manual diagnóstico y Estadístico de las trastornos  mentales DSM

Bibliografía

          1. Los casos clínicos de Miss Lucy, Isabel de R.

          2. Historiales clínicos: 

                                     a) Análisis fragmentario de una histeria (Dora); 

                                     b) Análisis de la fobia de un niño de cinco años( Juanito. 1909); 

                                     c) Análisis de un caso de neurosis obseviva (el hombre de las ratas,1909); 

                                     d) Historia de una neurosis infantil  ( el hombre de los lobos); 

                                     e) Observaciones sobre un caso de paranoia ( dementia paranoides)                                                                     autobiográficamente descriptas

          3. Las Neuropsicosis de defensa ( 1894)

          4. Estudios sobre la Histeria  (1895)

          5. Correspondencia a Fliess.Varias cartas ( 1897)

          6. Tres ensayos para una Teoría sexual ( 1905)

          7. Traumdeutung ( 1900)

          8. Un recuerdo infantil de Leonardo (1910)

          9. Aportaciones a la vida erótica ( 1913)

          10. Metapsicología ( de 1913 a 1917)

                                                            a) Las pulsiones y sus destinos

                                                            b)La represión 

                                                            c) lo inconsciente.

          11.Un niño es pegado (1919)

          12. Psicogénesis de un caso de homosexualidad (1920)

          13. Psicología de masas (1921)

          14. El Yo y el Ello (1923)

          15. Neurosis y psicosis (1924)

          16. Algunas consecuencias psíquicas de la diferencia sexual anatómica ( 1925)

          17. Inhibición  , síntoma , angustia.(1925)

 

 Mara Vacchetta Boggino, Encargada de Enseñanza APP-Arandú

Marzo, 2017 

jueves, 9 de marzo de 2017

Soy la fotografía de un desaparecido



Soy la fotografía de un desaparecido 




Uno aprende a apreciar pequeñas libertades no reconocidas como caminar por el barrio y llevar el tereré, o tomarse un paseo por la mañana y caminar en un lugar transcurrido como el centro de Asunción y observar a la gente que pasa.  

Cuando la contemplación se hace hábito, se puede apreciar mucho con los ojos y los oídos mientras se ve en vivo la idiosincrasia de los paraguayos. Uno conecta el cómo y por qué de una sociedad cuando la ve en su hábitat. En nuestro caso, se trata de una sociedad recuperándose de los traumas de la brutalidad silenciosa de una dictadura que, algunas veces, parece no haberse ido nunca. Una sociedad que hierve por las irregularidades de una  democracia que nunca ha llegado. Una sociedad que se apaga con el simple olvido y entra en el limbo de su propia historia, una historia repetida pero con distintos rostros. 

Los valores de nuestra sociedad tan enraizados a la religiosidad católica como a la superstición y mística guaraní, se fusionan y  fundan aberraciones en la subjetividad de cada uno. De este modo, con qué insolencia pretendemos hacer una reproducción social de los mismos modelos occidentalizados que la generación de la dictadura recreaba en los colegios, ministerios, secretarías, universidades y hospitales !. Todos estos dispositivos  aparentemente tan consolidados, nos han ido alienando y producido: nos llaman sujetos de derecho,  sin habernos siquiera preguntado.

Ahora bien, para entender cómo se manifiestan las  tecnologías del yo, en la identidad paraguaya, es necesario pasar por la dictadura. Pero en vez de quedarnos ahí, hacer un acercamiento al liderazgo y personificación del General Stroessner. Claramente se puede verlo reflejado a través la masculinización del poder en todo su esplendor o incluso verlo como absoluto, abnegado y dominante. 



Pensar con elementos simbólicos sexuados también es pensar con Michel Foucault. Si se puede hablar de masculinización del poder, se puede hablar de normativizaciones sexuadas, como  efectivamente los factores de sexo e identidad están normalizados. Por ende, toda expresión de la masculinidad que no encaje con el ideal militarizado y supremo del dictador, no es válido o por lo menos no es deseado dentro de la idiosincracia tradicional-stronista en la que no hay espacio para la pasividad. ¿Cómo pueden fluctuar nuevas identidades así? 

¿El no ser o considerarme heterosexual me convierte en homosexual? Si el sexo y la identidad no son más que convenciones sociales que me hacen ser interpretado como masculino/femenino. ¿Cómo se organizan entonces los cuerpos y pasan a ser sexuados? Largos  antecedentes de adoctrinamiento datados ya desde el mundo antiguo  evidencian que la heterosexualidad monogámica se tuvo que imponer. La normatividad (o la normalidad como hoy la conocemos) fue implacable contra los campesinos, los forajidos, los herejes y en especial contra las mujeres.  

Con toda la información que hay a disposición, con toda la evidencia de dominación disfrazada y con los engaños de la especularidad. ¿Por qué siguen las personas deseando el matrimonio y tener hijos?  

“El matrimonio es el organizador de la sexualidad”: y mediante el matrimonio se subsume la familia, sagrada institución del capitalismo. Occidentalización sacrosanta que nos inyecta repetidamente la iglesia, máximo benefactor ideológico del poder y maestra en la producción de subjetividades desde que el tiempo es tiempo. Otra disciplina más actual que entendió perfectamente la producción de ejércitos obedientes  es el marketing: siempre expectante a las fluctuaciones del  mercado, pastoreando a las masas mediante la producción de deseos. Una época donde las sensaciones están mediadas por la tecnología Smartphone y las redes sociales. Muchos de los restos psíquicos no dichos dentro de lo hablado van tomando revancha en la nueva sociabilidad digital. La expresión social va ampliando sus fronteras y complejizándose. Redes sociales como Snapchat, popularizaron la necesidad de ser visto. Nunca se expresó tan bien el narcisismo, la banalidad y lo irrelevante como por medio de las aplicaciones actuales.  

Con esto, se cotidianiza lo incotidianizable, se revela todo lo que alguna vez estuvo en negativo.  El filósofo Byung Chun Han ya decía que estamos pasando por una crisis de transparencia: todo se ve y es revelado por un flash frontal dentro de esta nueva fase de la posmodernidad.  

"Si queremos generar nuevos paradigmas y líneas de fuga, primero debemos pasar a ser patéticos" 

Existían en el mundo antiguo, escuelas del pensamiento ambulantes que evidenciaban la relación del movimiento y el pensamiento. Tomarse un paseo en el jardín mientras se ejercía práctica de la filosofía era una actividad asidua de los seguidores de Aristóteles: los peripatéticos fueron un conocido ejemplo.  

De los peripatéticos viene la palabra patético que por definición es la capacidad de realizar movimientos y agitar el ánimo mediante la producción de afectos. En la actualidad lo patético pierde su definición prima y adquiere un sentido más bien peyorativo: lo cual no me parece una casualidad muy inocente que en la actualidad las palabras de repente adquieran un nuevo sentido. 

Así sucede también con la palabra sofista. En la Grecia antigua un sofista era un sabio que se dedicaba a enseñar e instruir a los campesinos para ocuparse en los asuntos políticos de ese tiempo. Muchos políticos y militares tiranosáuricos simpatizantes de la dictadura stronista aquí en Paraguay utilizaban este término para denostar e indicar que alguien era un embustero, principalmente dentro de los asuntos políticos. ¿Quién es el falaz y quién es el sofista? Generalmente era una lucha de egos gigantes que no tenían fundamento propio. 

Lo que sí puedo aseverar es que Barthes tenía razón, la lengua es fascista. Nuestras palabras están tan acotadas en nuestra dialéctica que se sirve de unas cuantas frases seguras y silenciosas que no llevan a nada, quizás rematando un humor ácido salido de nuestros pukarâ. * (chistes)

"Soy América latina, un pueblo sin piernas pero que camina" 

Me estuve informando acerca de las crisis y batallas por la tierra y las semillas libradas en la India: lo cual según veo, trajo consigo más desigualdad y desequilibrio (los campesinos hasta ahora se siguen suicidando por endeudamiento). Con la agenda neoliberal instaurada directamente desde la Casa blanca a la India durante los 90s, los conflictos campesinos-globalización no se hicieron esperar. Como si los indúes ya no hubiesen tenido lo suficiente con la corrupción y depredación efectuadas durante el Raj Británico. 


Lo que ya acontecía en la India es lo mismo que nos está sucediendo en América Latina: tierras con tantas riquezas naturales, pero gobiernos corruptos que se enriquecen a costa de la desigualdad y explotación indígena/campesina. ¿qué realmente significó esa década para la política que se estaba desencadenando y la que quizás hoy en día nos interpela más que nunca? ¿Cómo se vivió la agenda neoliberal ya instaurada en Paraguay y el resto de la América latina en su tránsito a la “democracia” de ese entonces? ¿Por qué fracasó el populismo característico de los 2000s en América latina?  

El poder: un ente en sí mismo, va sofisticándose y adquiriendo nuevas formas en el tránsito a la era de la globalización. El latifundio, la desigualdad, la irregularidad agro-industrial, el cambio climático y las crisis económicas se nos vienen encima, productos del desarrollismo indiscriminado. El poder como dice Foucault es molecular, agroquímico e industrial: Monsanto Company  mediante, uno de las firmas que más ha dado qué hablar desde la guerra de Vietnam. La multinacional que produce armas biotecnológicas es la misma en encargarse de alimentar a medio mundo (ya desde ahí uno tiene que empezar a dudar de ciertas cosas) 

Lejos de los primeros pasos neoliberales de los 90´s y de la crítica primera década de los 2000´s, imaginar un mundo distinto posible es no saber lo muy subyugados que estamos ante la gran violencia depredadora que ejerce el poder. Desconocemos los distintos canales por donde se despliega, ignoramos su procedencia y su influencia que lleva años entretejiéndose en la historia de cada nación.  

La cuestión a postular hoy es: cómo fugar. Y una de las líneas de fuga es reconocer las trampas que este nuevo capitalismo cognitivo y globalizado trae consigo. Quizás las respuestas están más claras que nunca, solo es cuestión de echar un vistazo al pasado. 





Jonathan Zamphirópolos, 
Miembro de Arandú Psicoanalítico. 
Asunción , febrero 2017



La pesadilla de Hegel.

La pesadilla de Hegel.




La dialéctica hegeliana explica el continuo fluir de la terna tesis, antítesis, síntesis. Siendo la contradicción el motor del devenir donde en la afirmación esta implícita la negación de la misma.

Para Hegel las ideas prevalecen sobre la dimensión material. La dialéctica es movimiento para alcanzar una síntesis última llamada “El espíritu absoluto”. El espíritu se enajena en aras del autoconocimiento, así lo único real es la idea a la que nos conduce, por ejemplo, el arte o la filosofía.

La discontinuidad en el establishment ha sido siempre el común denominador de la historia de las sociedades occidentales. El motor de los conflictos de clases siempre se ha caracterizado por perseguir un ideal de libertad. La disconformidad de los oprimidos alimentaba el ferviente impulso de morir libres antes que vivir como esclavos, algunos alcanzando con la inmolación la trascendencia.

Esta iracunda búsqueda de ideales de las clases dominadas han ido modificando las políticas de Estado. No podía ser de otra forma, era la clase trabajadora la que sostenía los privilegios de los dominantes. Así las democracias fueron abriéndose paso en relevo de las monarquías, y sistemas absolutos de gobierno fueron reemplazados por instituciones creadas para servir a la sociedad.

Con el fin de la segunda guerra mundial devino la creación de la ONU. La humanidad celebraba lo que parecía ser la victoria de la libertad sobre la opresión.Las nuevas disposiciones auguraban un futuro exento de guerras. Por fin la humanidad escribiría en su historia el testimonio de su superioridad de espíritu: La libertad como la expresión de los valores humanos más elevados.

La cosmovisión de tipo globalista se instauro como nuevo orden a través de la cooperación de las grandes potencias. Se dio sentido a la frase socrática “no soy ateniense, ni un griego, soy ciudadano del mundo”. Tantas eran las ansias de un orbe renovado, de una era de paz, que se viralizaron improntas en perfiles de redes sociales con la mentada frase.No solo era un ideal, también era tendencia: La diversidad cultural como fuente de sabiduría.

Ahora hagamos una revisión de estos hechos con la dialéctica hegeliana antes expuesta. Si decimos que la libertad es ausencia de opresión, debe estar implícita también en ella su contradicción. La ingenua humanidad no pudo identificar las sombras que acarreaba el nuevo orden. La libertad es portadora de la opresión. Y los llamados libres de hoy serán ineludiblemente sumisos mañana.

La monada social está regida por factores psicológicos que intervienen en fenómenos culturales. El psicoanálisis revela que el hombre debe resignar, transformar, desviar las pulsiones agresivas atisbando valores más elevados. El Súper Yo como instancia moral enjuiciadora, y representante de la internalización de imagos parentales instituye los límites del “deber ser” y prohibiciones.

A propósito de las tecnologías del yo, éstas deben adaptarse sirviéndose de múltiples mecanismos para lidiar con las demás instancias sometiéndose al principio de realidad.

La historia evidencia que la cultura sigue sentando su base en la represión pulsional tal como Freud lo indicaba en una correspondencia a Einstein en 1933. A pocas décadas de completar un siglo de las declaraciones vertidas en esas cartas, su vigencia abruma y aterra puesto que, en oposición a los valores de la ONU, la realidad actual descubre la inminencia de un conflicto mundial. Los avances de las tecnologías de guerra comprometen la vida misma del planeta tal y como la conocemos.

Pero entonces ¿Dónde están los “ciudadanos del mundo”? Pues alienados al sistema. Aquí debemos separarnos de Hegel. No hablamos ya de una alienación de objeto, sino de la alienación del sujeto a una subjetividad producida por el contexto social de donde emerge su historia.


Hoy los seres humanos en su imaginario son seres libres, en igualdad de condiciones. El individuo contemporáneo se cree autónomo. Los smartphones y demás avances tecnológicos permiten la inmediatez de la información, el ciudadano promedio está al tanto de los eventos mundiales y cotidianos. Así, está a un clic de poder ver cuántas veces le plazca y compartir con el mundo el proceso de decapitación que los yihadistas someten a los cristianos en el oriente medio. Puede ver la violación sexual de una niña de 16 años en el Brasil. Puede ver el cuerpo de un niño de tres años en las costas griegas, muerto, ahogado en el intento de escapar de la guerra que vive el pueblo sirio. Para mitigar el morbo también está a un clic de un video de autoayuda que promete fórmulas para alcanzar la paz interior, la felicidad plena, como convivir con los fantasmas del pasado.A lgunos hasta prometen milagros si se los comparte con X cantidad de personas. Pero la realidad arrogante se infiltra en los boquetes de la negación. Ante ella recitar formulas optimistas es tan efectivo como alguna danza étnica para llamar a la lluvia.

¿A qué vamos con esto?  A que la aclamada libertad no es otra cosa que un producto que fue vendido como ideal. Los inconformes la ansiaban.Entonces, es puesta como producto cerrado y empaquetado y colocado en la puerta de la casa para su uso y abuso. “La libertad de elegir como vivir, la libertad que nos llena, completa y nos da felicidad”. En esta vorágine de sueños e ideales se originaron ventas masivas de un producto mucho más poderoso y esclavizante que cualquiera: ya no la promesa de felicidad, si no la certeza de poder alcanzarla.El sistema capitalista aparece como respuesta a esta debilidad. Bien decía Khalil Gibran que quienes nos comprenden esclavizan una parte de nuestro ser.

Las leyes sirven a los que las crean, y el sistema capitalista no es otra cosa que la consecuencia de este argumento.Creado por hombres para dominar hombres.

Esto no termina ahí, el capitalismo ha dejado descendencia, el engendro es el neoliberalismo. Un sistema productor de reglas, de formas de vida, que convierte a las instituciones dedicadas (en el sentido manifiesto) a servir a la sociedad, actuando (en sentido latente) tal cual el discurso del Amo. Crea individuos institucionalizados que se precian de ser libres en su accionar.Más para pertenecer deben someterse compulsivamente a sus reglas. Existe así una ilusión de alternativas, una ilusión de felicidad, una ilusión de plenitud.

Lacan argumenta que la falta es constituyente en el sujeto, el sujeto es efecto de lo que cojea. Por más promesas de objetos “a” que proponga este modelo neoliberal, por más que intente producir subjetividad y construir un sujeto al cual el trabajo lo lleve al éxito, el éxito a la felicidad, la felicidad a la plenitud, dicha plenitud sin embargo es mítica, es imposible, no es inherente al “mico parlante”.

El sistema actual conduce al hombre a un onanismo psíquico. Crea ilusión de que las almas gemelas existen, que hay alguien en el planeta que llena y completa por el solo hecho de existir. Que la psicología behaviorista (conducta) puede ayudarnos a vivir felices. Intenta adaptar el Yo a las exigencias del mercado, sin reconocer que el individuo posee dinamismo propio. Así condena la existencia a la sombra de los cambios culturales. Aun cuando el humano es producto de un desarrollo histórico, posee mecanismos y leyes inconscientes que le son inherentes y que el psicoanálisis lo describe pertinazmente.


El neoliberalismo se presenta como la evolución del capitalismo en el sentido que transforma la característica laisseafaire en un sistema con reglas. Pero definitivamente no es un sistema que dirige hacia fuerzas racionales que promueven la autoconciencia como aspiraba Hegel, si no que moviliza al sujeto a estar siempre desenfocado de sus aspiraciones, a ser un onanista aturdido con su propio goce. Desenfoque tal, que no hace más que echar por tierra el discurso cuidadosamente cerrado “falto de faltas” del neoliberalismo.

La propia teoría psicoanalista con su espíritu revolucionario, es la oposición de un discurso totalitario pues pregona la castración simbólica y los objetos perdidos, como el motor de vida. Mella el narcisismo teorizando que la falta es constitutiva en tanto somos seres del lenguaje. Es por esto que está perdiendo espacio ya que no comulga con las direcciones del sistema. 

A pesar de ello, el ideal hegeliano del espíritu absoluto tal vez pueda ser alcanzado por la vía que Freud propone en su correspondencia con Einstein, donde será la racionalización de las pulsiones, el entendimiento de la propia naturaleza lo que podría salvarla de su auto-eliminación. Y por qué no, lograr la autoconciencia para revelar sus fantasmas y por fin vivir en un equilibrio inestable de libertad, la precaria libertad que le es dada alcanzar al hombre. Ante estas cavilaciones se tiene a bien citar a Freud en su trabajo del “Malestar en la cultura” “Más.. ¿quién podría augurar el desenlace final?”.




Carolina Roa
Miembro de la Asociación Psicoanalítica Arandú
Profesora Superior de ballet clásico y profesora de Theater Jazz.
Estudiante de psicología de la Universidad del Norte