lunes, 11 de abril de 2016

Mentiras verdaderas en la Histeria



MENTIRAS VERDADERAS EN LA HISTERIA

por Dolly Sosa


En este trabajo empezaremos desde los albores del psicoanálisis, cuando el insigne Sigmund Freud se encontró con que había un campo intermedio entre sucesos no  acontecidos más no por ello falsos. Este dilema, este no-lugar, este obstáculo epistemológico aparentemente insalvable,  dio lugar a uno de los descubrimientos más insólitos  del siglo XX: el inconsciente.

El discurso sobre el Inconsciente siempre ha sido incómodo porque se trata del unbewusst (voz alemana que significa  lapsus,  error, traspié,  caída de un  discurso bien configurado, ect ) y aún hoy se discute si tiene espacio  en el seno de los discursos científicos. El psicoanálisis no es ciencia dicen, pero aún así no  podría existir sin relación a ella y además tampoco la  ciencia  es autónoma  respecto del sujeto del inconsciente: “ el sujeto en cuestión sigue siendo el correlato de la ciencia, pero un correlato antinómico puesto que la ciencia se muestra definida por el no-éxito del esfuerzo para suturarlo (Escritos, Ciencia y Verdad).

Comenzamos nuestra exposición con los guiños de luciérnagas que le hacían los síntomas histéricos a nuestro investigador vienés, guiños que desorientaban y enloquecían a eminencias del saber desde los comienzos del mundo , al punto de creer que tales síntomas eran asuntos infernales.


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El misterio de las  histéricas trastornó  a sabios desde los tiempos del griego Hipócrates ( siglo V a.c.), pasando por la Edad Media en que se creía que las histéricas estaban endemoniadas ( recordemos la extraordinaria novela “Los demonios de Loudum” , de Aldoux Huxley), hasta incluso los tiempos actuales en que se leen en anales del  American Psychologycal Association, o en decenas de artículos como en el  False Memory Syndrome" donde constatamos cuán desorientados están los gringos quienes  buscan como saber científico aquello que desde Freud sabemos escapa de dicho saber!!! Es justamente este problema del saber que se escapa del saber, el que dio origen al psicoanálisis!!.

En  “Estudio comparativo entre las parálisis motrices orgánicas e histéricas”  Freud  verificaba que estas últimas no respetaban la anatomía y muchas veces se presentaban "en contradicción con las reglas de la parálisis orgánica cerebral". El recorte que la parálisis histérica hace sobre el cuerpo no sigue las reglas de la anatomía sino el recorte del lenguaje común: "es la concepción trivial, popular, de los órganos y del cuerpo en general la que está en juego en las parálisis histéricas, así como en las anestesias, etc." (Freud, Obras Completas, Ed. Biblioteca Nueva). La conclusión de Freud es que puede haber, entonces, "una lesión funcional sin lesión orgánica concomitante (...) la lesión de la parálisis histérica será, entonces, una alteración de la concepción (representación); de la idea de brazo por ejemplo" (íbidem).

¿Se enferma entonces una persona a causa de la palabra y el lenguaje? Porque es clarísimo que acá el real no se comporta de acuerdo al saber que la anatomía y la fisiología tiene del mismo!! ¡¡Y tampoco se trata de que la Ciencia se equivoca ni que la parálisis corresponde a otra anatomía patológica!! Es que el inconsciente es verdaderamente el unbewusst, o sea “la metida de pata”, el “error”, lo “escondido” y hasta lo  unheimlich” o el fondo siniestro de tan desconocido!!  "La lesión sería entonces la abolición de la accesibilidad asociativa de la concepción del brazo. Este se comporta como si no existiera para el juego de las asociaciones (...) el órgano paralizado o la función abolida están envueltos en una asociación subconsciente provista de un gran valor afectivo, y se puede mostrar que el brazo se libera tan pronto como ese valor afectivo se borra" (Íbidem).

Lo que Freud nos trae es una verdad bastante incómoda para los científicos: que en el caso de los síntomas histéricos, el saber se basa en la singularidad de cada historia, dicha ésta al ras de las palabras y que arreglar el problema será según el operativo de la escucha para desanudar aquella palabra que no está integrada dentro del circuito asociativo del pensamiento del /a enfermo/a. Escuchando Freud se encontró con que estos síntomas histéricos tenían naturaleza sexual. Esta novedad que Freud sostuvo  (descubrimientos sobre la sexualidad inherente a los eventos que iba interpretando) le significó el ostracismo respecto del mundo académico . Y más aún el papel de la sexualidad en la vida del infante.  Desde luego estaba también la vigorosa voz del filósofo Nietzsche:  "el grado y la naturaleza de la sexualidad de un hombre se manifiesta hasta en las cúspides más elevadas de su espíritu", pero esta aseveración sólo es creíble después de  Freud.



Como veremos en la nutrida correspondencia con su amigo Fliess, nuestro esmerado y angustiado escribiente  pronto llegó a la decepción de que los  recuerdos infantiles  donde sus enfermas acusaban de perversión al padre,  no eran necesariamente realmente acontecidos. Que no correspondían a hechos fácticos! Allí le escribió a su inseparable ( en aquella época) amigo Fliess en 1897 “Ya no creo en mi neurótica”

“Ya no creo en mi Neurotica. Pero es probable que eso no se entienda sin una explicación; tú mismo habías considerado creíble lo que yo te pude relatar. Por tanto quiero comenzar históricamente con el origen de los motivos para la falta de fe. Los continuos desengaños en los intentos de llevar a un verdadero término algún análisis, la huída de las personas que por un tiempo habían sido las más involucradas, la ausencia de los éxitos plenos, con los que yo había contado, la posibilidad de explicarme los éxitos parciales de otro modo, de manera común y corriente: he aquí el primer grupo [de motivos]. Después, la sorpresa de que en todos los casos fuera necesario acusar de perversión al padre, sin excluir al mío propio, la apreciación de la frecuencia inesperada de la histeria, donde en cada caso se conserva la misma condición, mientras que, en cambio, es poco probable una correspondiente frecuencia de la perversión contra niños. (La perversión tendría que ser muchísimo más frecuente que la histeria, porque la enfermedad solo aparece allí donde los eventos se han acumulado y se ha agregado, además, un factor capaz de debilitar la defensa.) Luego, en tercer lugar, la comprensión ya segura de que en el inconsciente no hay signos de realidad, de manera que no se puede distinguir entre verdad y ficción investida de afecto. (De modo que solo restaba la solución de considerar que la fantasía sexual recurriría regularmente al tema de los progenitores.) Cuarto, la consideración de que, [aún] en la psicosis más profunda, no trasciende el recuerdo inconsciente, de modo que el secreto de las vivencias juveniles no se hace patente ni en el delirio más confuso. Cuando así se ve que lo inconsciente nunca supera la resistencia de lo consciente, de igual modo se reducen las expectativas de que en el tratamiento pueda ocurrir a la inversa, hasta llegar lo consciente a domar por completo a lo inconsciente. Bajo estas influencias llegué a estar dispuesto a renunciar a dos ideas, a la solución completa de una neurosis y al conocimiento seguro de su etiología en la niñez…." ( Los subrayados son de la autora de este trabajo)

“….. Mi conferencia sobre la etiología de la histeria en la Sociedad Psiquiátrica tuvo un recibimiento muy frío por parte de esos burros. Kraft Ebing me dijo que parecía un cuento de hadas científico. Eso que yo les estaba aportando una solución para un problema de más de mil años de antigüedad, una fuente del Nilo"

Imaginemos la sorpresa ante sus hallazgos y la soledad teórica de Freud: por un lado la indiferencia de sus colegas ( fíjense la ironía de Kraft Ebing, que en aquella época era todo una eminencia), por otro lado la sospecha de la sociedad victoriana por meterse en asuntos tan desagradables como el discurso sobre la sexualidad. Y si por si fuera poco ¡ se topa con que los relatos de las histéricas no tenían realidad fáctica! Al igual que las parálisis histéricas: no tenían base neurológica!!! Entonces él se encuentra en el “terreno de nadie”, en un terreno jamás hollado por inteligencia alguna!!! Él ,un hombre científico! Heredero del iluminismo más aristocrático de su época!! ¡Tener que reconocer un evento que sin tener facticidad,  sin haber ocurrido  ¡tampoco  era falso!!  Como tampoco eran falsas las parálisis, pese a no descansar en haces nerviosos ni sinapsis neuronales Se encontró con un campo absolutamente inexplorado y concluyó con que : si bien no son eventos empíricamente acontecidos Tampoco son fraudulentos ni fingidos ni adulterados ni tergiversados!!  Entonces, con el genio al que pocos llegaron, como un nuevo Prometeo nos trae una nueva dimensión pues descubre “la fantasía inconsciente”, la “realidad psíquica” . O sea, algo que no está en la realidad exigida por el Positivismo.  NO está en los hechos acontecidos reclamados por el Empirismo!!  Sino que está…..en una dimensión nueva   !!el inconsciente!!!

Freud entonces abandona la teoría de que la  seducción haya acontecido concretamente en la vida del sujeto, en favor de la de “realidad psíquica” y la “fantasía inconsciente “ con ello hace nacer un nuevo objeto teórico en el mundo de las ideas     ( el Inconsciente)  y comienza el discurso del Psicoanálisis.

En el Manuscrito L que acompaña a la carta 61 a Fliess  dirá que las fantasías inconscientes  "son establecidas por medio de las cosas que fueron oídas y que se valorizan con posterioridad, y así combinan lo vivenciado y lo oído, lo pasado (de la historia de los padres y antepasados) con lo visto por uno mismo. Ellas son a lo oído como los sueños son a lo visto".

En el manuscrito M (anexado a la carta 63 a Fliess, con fecha 25 de mayo de 1897) . La formación de fantasías acontece por combinación y desfiguración, análogamente a la descomposición de un cuerpo químico que se combina con otro. Y en efecto, la primera variedad de la desfiguración es la falsificación del recuerdo por fragmentación, en lo cual son descuidadas precisamente las relaciones de tiempo. Así, un fragmento de la escena vista es reunido en la fantasía con otro de la escena oída, mientras que el fragmento liberado entra en otra conexión. Con ello, un nexo originario se vuelve inhallable".

Desde entonces , la obra de Freud se abocará a dar cuenta y formalizar – de ser posible-  este saber marginal, que opera en la singularidad constitutiva de cada serhablante .


¿Y CÓMO ESTAMOS EN LA ACTUALIDAD ANTE EL TEMA DE LA VERDAD?


Estamos viendo entonces, cómo Freud no se encontró corroborando las verdades científicas (como tal vez habría sido su deseo) , ya que él era hijo de la Iluminación. Una época en que todavía se creía a pies juntillas la aseveración que nos viene desde Aristóteles de que la verdad apunta a la adecuación del intelecto con la cosa: “ Adaequatio rei et intellectus". 

Freud se encontró “con las manos en la masa” con un descubrimiento muy incómodo: cuál es que lo que le interesa al humano en tanto humano, es que en la verdad hay un encuentro imposible entre el sujeto cognoscente y la cosa a ser conocida. El fracaso acecha en todo momento y de todos lados. La sutura imposible, producida por el retorno de lo que quedó afuera de la ansiada  “adaequatio”. El efecto “sujeto” será siempre esa inadecuación, esa desarmonía, esa no-sutura.

VeamosLacan dice:   “ el sujeto en cuestión sigue siendo el correlato de la ciencia, pero un correlato antinómico puesto que la ciencia se muestra definida por el no-éxito del esfuerzo para suturarlo" (Escritos I . Ciencia y Verdad).

Bien! Será por ello que nos viene a los psicoanalistas la fama de subversivos, pues en todo enunciado científico buscamos nó precisamente lo que cierra sino lo que abre.      Es decir, aquello que falta, aquello que incomoda y que será indudablemente la causa de que el humano es un ser de búsquedas.  “Mi alma es un vaso que sólo se llena con eternidad”, dice Amado Nervo.  Así, colocaríamos nuestras búsquedas de unir lo real con lo simbólico en una campana de Gauss, donde el encuentro se remite siempre a un màs allá utópico,  asintótico….

Veamos un ejemplo de lo que creía un hombre de ciencia en la época del optimismo con la Ciencia perfectible hasta llegar al “saber absoluto”: Decía Laplace: "Una inteligencia que conociera en un momento dado todas las fuerzas que actúan en la naturaleza y la situación de los seres de que se compone, que fuera suficientemente vasta para someter esos datos al análisis matemático, podría expresar en una sola fórmula los movimientos de los mayores astros y de los menores átomos. Nada sería incierto para ella y tanto el futuro como el pasado estarían presentes ante su mirada".

Difícilmente hoy tengamos un científico con tanta fe en el desarrollo de las ciencias, en una época en que cayeron tantos mitos, incluso hoy ya no tenemos manera de contabilizar tantas estrellas con un infinito en expansión y con una “materia oscura” que humildemente no se sabe en qué consiste. Pareciera que el Psicoanálisis,  podría servir como un complemento de la Ciencia (complemento en el plano humano)  pues hoy en día no hay ningún científico pensante que no haya relativizado sus dogmas y que no  reconozca – después del observatorio astronómico satélite  Hubble -  que con cada nueva fórmula matemática espléndida que descubre, constata al mismo tiempo  que hay un real que se le resiste.

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