lunes, 18 de abril de 2016

Objetos de necesidad y objetos de deseo y los tiempos que corren





Objetos de necesidad y objetos de deseo y los 

tiempos que corren
por Hugo Espínola Morel

Había escrito un primer trabajo para este Encuentro (trabajo al  que me referiré a continuación) , donde hablaba del deseo , la adicción y la crisis de la autoridad paterna y  cómo estos  operaban . Lo cual  me llevó a investigar conceptos muy , muy de la primera época del desarrollo del psicoanálisis, que según mi entender explican adecuadamente el asunto , sin mayores embrollos. No obstante, algo ya me daba mala espina, algo  no encajaba del todo, hasta que lo presenté a Mara y ella me sacó de la duda que me causaba inquietud ,  de un sopetón – me dijo sin más ni más- “ mirá querido , ellos están en la segunda clínica de Lacan y vos estás presentando la Traumdeutung”. Me lo dijo  con justa razón  que era de Perogrullo el tema. Ahí caí redondito y me dije – “Hugo te quedaste en el tiempo, como si el tiempo validara lo reciente como nuevo y más eficaz”..

Esto me llevó a un recuerdo de la época de mi infancia, donde ingenuamente pensaba que si corría tan  rápido tan rápido - y ciertamente lo hacía creyendo que llegaría en un momento en un tiempo antes de salir-,  estaría en un tiempo pasado. Entonces controlaba con reloj el tiempo de salida y de llegada y siempre quedaba decepcionado porque no pasaba nada. Vaya ingenuidad, que no sé si ahora soy más ingenuo que antes!.

Esta cuestión de los tiempos que corren y del tiempo mismo es un tema que quiero tocar, tomando como referencia  bibliográfica al último y seguro que mejor _ porque lo último es lo mejor según los consumistas -  trabajo de Jacques- Alain Miller  “Todo el mundo es loco”.  Y  no es que dude de que sea el mejor, de hecho su lectura es muy placentera porque uno no necesita tener el diccionario de Psicoanálisis Lacaniano para leerlo, pareciera despojado de conceptos tan difíciles y lo aborda desde la cotidianeidad de la vida sencilla.

Los objetos de necesidad y los objetos deseo siempre estuvieron presentes en la vida de las personas, en todas las épocas, sólo que ahora hay más objetos de deseo que de necesidad. Tal vez haya más necesidad de mantener al deseo taponado, cosa que no ocurre. Al contrario esta búsqueda de obturar el deseo,  es directamente proporcional a los objetos que compramos. Es decir a mayor cantidad de objetos más vacíos nos sentimos. Pero esas son las reglas de juego, caso contrario te quedaste en el tiempo y te miran como si fueras un bicho raro.

El tiempo, parece que es un condimento que se agrega ahora a los objetos nuevos de deseo. Los tiempos corren y no podemos perderlo, tenemos que correr a la par del tiempo o mejor más rápido que el tiempo. Las cosas se miden por el tiempo. Una vez fui a una tienda a comprar una computadora , y el vendedor después de mucho explicarme que tal máquina era mejor porque era más veloz  -  “ésta tiene 2 gigas y esta otra 4 gigas” “¿, y esto que significa?”,le había preguntado,y me respondió que no necesitaba esperar tanto tiempo para descargar un video, no tengo que esperar ver girar y girar el circulito en la pantalla , de un flash tenés la información - , o sea ahí está otra vez el tiempo, el tiempo que corre. Lo inmediato es lo mejor.  También me acuerdo cuando miraba trabajar a mi padre en la carpintería, los trabajos duraban mucho tiempo, porque eran artesanales y sus clientes debían estar munidos de mucha paciencia, que generalmente no tenían y papá terminaba perdiendo algunos clientes porque todos siempre estaban apurados, competían con el tiempo. Hasta los medicamentos ahora están medidos en su eficacia por el tiempo, así hay medicamentos de acción inmediata y esos son los más requeridos  y mejores.

Esto es preocupante para nuestra técnica psicoanalítica, pues ella  no está  del lado del corto- placismo, pero ¿será que nuestra sociedad estará munida de la paciencia para escucharse a sí misma,  puesto que corre a la par del tiempo o más rápido que él?. Rápido  tal vez como aquella idea mía de mi infancia, cuando  pretendía ingenuamente que la velocidad me llevaría a  un tiempo atrás. ¿por qué  nosotros como sociedad tenemos esa premura de vivir como si fuésemos  a escapar y a escondernos  de algo, como si el tiempo estuviese por acabarse?.

Lo cierto es que los tiempos corren, y debemos acompañarlo, producir más rápido, comer comida rápida, leer más rápido, hasta pensar más rápido, no detenerse. Detenerse es sinónimo de atraso. Esto piensa generalmente el hombre de a pie de las grandes  ciudades. Cuando uno va por el interior de Paraguay, basta con pasar por la Cordillera, donde está la imponente basílica de la Virgen de Caacupé, para sentirse como si el tiempo se detuviera. Las personas, sentadas apaciblemente frente a sus casas tomando tereré, viendo pasar una que otra carreta que perezosamente se desplaza, desafiando al tiempo. No importándole quien está apurado, sólo va, sabiendo que igual llegará a su destino.

Vemos entonces que a los objetos de deseo debemos darle un valor agregado: cuando más rápido produzca esa fugaz satisfacción, mas rápido será necesario buscar otro objeto. Ésa es la trampa del mercado, la tecnología y el capitalismo.Taponar y destaponar el deseo, en un juego perverso de tenernos atado al consumismo, a la adicción de los objetos parciales, que se reproducen a una velocidad cada vez más asombrosa.

Este es un tema para el psicoanálisis, - dice Miller -porque en el psicoanálisis hay que tomarse el tiempo, hay que tomarse el tiempo de ir, eventualmente , el tiempo de esperar en la sala de espera, hay que tomarse el tiempo de la sesión, el tiempo de volver y además , como dice Lacan , para que llegue a un resultado, hace falta tiempo. Y en los tiempos que corren ¿tenemos tiempo? . Allí está justamente el elemento que parece antiguo en el psicoanálisis. Pareciera que los psicoanalistas no tienen lugar en la civilización actual, Baudelaire hablaba de la brutal dictadura del tiempo.

En este punto creo tener la oportunidad y no puedo dejar de nombrar a un gran psicoanalista paraguayo, César Medina. Aunque no lo conocí , pero sí he leído algunos trabajos suyos muy buenos, sobre cómo la autoridad paterna ,reguladora del deseo cumple una función tremendamente importante y que cada vez se diluye mas a causa de un corto- placismo perverso que impone el mercado con su slogan de “goza ya” , no esperes , que los tiempos corren.

El fundamento de la autoridad de la ética para el psicoanálisis, parte del hecho de que toda autoridad se ejerce en nombre de un principio de restricción.  El padre es en su fundamento el agente de una ley restrictiva y reguladora.

Sabemos que las estructuras clínicas se constituyen a consecuencia de la incidencia del lenguaje sobre el cuerpo viviente y que ellas responden a una necesidad de aparejar y regular el goce en el campo del otro. Ellas son el efecto, como diría Freud, de una exigencia civilizante de la satisfacción pulsional. El precio de este mandato es el de que el objeto pleno y adecuado al goce pulsional se presente al sujeto humano como perdido y faltante

“La autoridad paterna , como agente que promueve el deseo, se presenta como algo ultrapasado y estúpido. Para qué respetar e idealizar a aquel que nos impone la regulación del deseo, la fantasía, la invención, la falta, la espera y todos esos conflictos, si todo se puede comprar, adquirir, producir. Inclusive para qué preocuparme en fantasear lo nuevo, que mi subjetividad y particularidad podrían crear, si el propio mercado me satura diariamente con cosas nuevas y me ofrece un cierto goce pulsional inmediato y a mano. Lo nuevo ya viene  Pret-a porter”.

El lenguaje, con su sistema simbólico, nos abre un cierto infinito de posibilidades y por otro lado la responsabilidad de escoger y delimitar nuestros impulsos. Debemos hacernos cargo así de un psiquismo, de una subjetividad deseante y responsable. Así la pulsión es el efecto de la captura del goce en el sistema simbólico de las palabras(los significantes). El deseo es el efecto de la intervención de la autoridad paterna en el campo pulsional de las satisfacciones

Bueno queridos amigos y colegas, espero no haberlos aburrido y decepcionado porque no han encontrado algo nuevo o sofisticado. Y en honor a que los tiempos corren, ya no les robo más de su tiempo pues debemos seguir para adelante aunque sin dejarnos llevar o devorar por la  inercia de la  velocidad con que transcurre todo.



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