martes, 24 de mayo de 2016

"EL FANTASMA FUNDAMENTAL EN LA HISTERIA Y LA NEUROSIS OBSESIVA"


INTRODUCCIÓN


César Medina fue un psicoanalista paraguayo radicado en Rio de Janeiro, Brasil. Era arquitecto inicialmente, empezó su análisis en el vecino país y terminó siendo un analista prestigioso que perteneció al grupo lacaniano-milleriano del EBP - Escola Brasileira de Psicoanálise, fundada por Miller en 1995. 

Venía periódicamente a Asunción donde tenía grupos de estudio y muchos analistas hoy le debemos escritos muy claros de su Enseñanza , amen de resultados espectaculares en sus procesos terapéuticos, debido a una intuición de "médium" que lo hacía excepcional. Tuvo una muerte prematura, pero los colegas paraguayos seguimos abrevando de su obra, tan clara y rigurosa. 

A continuación, les presentamos uno de sus trabajos: 

"EL FANTASMA FUNDAMENTAL EN LA HISTERIA Y LA NEUROSIS OBSESIVA"

César Medina

El fantasma ($‹›a) es un articulador del sujeto a su goce más fundamental, más allá del principio del placer.  También es la formación que presentifica el como un dado sujeto, recubre y vela a dicho goce (lo real imposible de la satisfacción pulsional).  Se constituye y funda como una repuesta a la falta estructural constitutiva sl campo del Otro del lenguaje (Ⱥ), a su incompletitud significante, es decir, al hecho de que siempre falta un significante capaz de sustentar el goce absolutamente satisfactorio en la relación sexual, en las vías de lo simbólico del lenguaje con su estructura de ficción.  El fantasma fundamental por un lado apunta a esta falta de estructura y trata por otro de recubrirla.

Este agujero (trou) en la estructura simbólica sitúa una falta en ser (el ser del goce pleno) fundamental y con esto, a un punto de angustia primordial, a la cual responden la fantasía y el síntoma, que son significantes y tentativas  de interpretación, ciframiento de dicha falta ineludible al sujeto humanizado por el lenguaje, el parletre.

El objeto “a” lacaniano es el indicador de la presencia de dicha falta en la estructura simbólica, punto éste de angustia, de causa del deseo y del goce, más allá del principio del placer.  El fantasma es así, la presencia de una articulación específica y singular de un sujeto referido al objeto ($‹›a).  Las estructuras clínicas son por este motivo, el efecto y la consecuencia de esta articulación fundamental de un sujeto a su goce más esencial y lo intolerable del mismo, que sólo se hace presente en la vida cotidiana gracias a los recubrimientos ficcionales y al síntoma, que sin duda es portador de un potencial de angustia y goce mucho más tolerable al sujeto.

Una de las cuestiones, inminentemente clínica, es la de pensar y situar la articulación entre fantasma y síntoma.  En mi trabajo sobre la letra y la toxicomanía hice uso de las indicaciones de Miller a este respecto, situando al síntoma en el lugar del rombo, como aquella que permitiría que sus elementos se mantuviesen atados, lo que volvería posible la satisfacción pulsional en el campo del Otro del Placer.  Lo que nos indica cuál puede ser una de las funciones estructurales el síntoma, articular el goce en el capo del placer-displacer.

ARTICULACIÓN POSIBLE ENTRE SÍNTOMA Y FANTASMA
Síntoma
$ ‹s(A)› a

Histeria y Neurosis Obsesiva son estructuras del ámbito de las Neurosis, en las cuales es posible afirmar que el síntoma opera en su debida función articuladora del fantasma fundamental del sujeto en función de satisfacción substituta (metáfora dirá Lacan).  Por otra parte sabemos que la metáfora esencial, la M.P. es la efectivización de la substitución o significación fálica para el goce.  Medio este de acceder la principio del Placer-Castración que regula al goce en el sistema simbólico del inconsciente.  Esto nos permite afirmar que es la Metáfora Fálica donde opera el principio del Placer Castración que regula al goce en el sistema simbólico del inconsciente.   Esto nos permite afirmar qe es la Metáfora Fálica donde opera el principio de la castración, la que permite sustentar algún goce  posible en el sistema significante, el de los signos de placer-displacer.   Que la función paterna  esencial es la  operadora de esta posibilidad de articular una gran parte del goce en placer y sistema deseante inconsciente,  y que solo hay substitución posible, a partir de la incidencia del principio del placer-castración.  Este referente permite que el goce se regule  y la falta se signifique como falta fálica. Pero…, No-Todo es asimilable a este referente simbólico del goce y su falta, por éste motivo podemos decir que las estructuras clínicas son respuestas a esta incompletitud del campo simbólico-fálico-placer de la simbolización.

El sujeto neurótico responde a éste hecho estructural, con quejas, dudas, resentimientos, desilusiones etc., es decir, con síntomas que giran siempre alrededor de un cierto empeño de restauración fálica de este Otro agujereado, de su presencia en la castración simbólica e imaginaria.

La fantasía fundamental a su vez, al responder al Otro tachado y en función al velamiento del goce imposible de soportar  lo hace con significación fálica de la falta en el Otro, responde en éste sentido a la falta como significada en cuanto a castración.  Por este motivo decimos que en la neurosis el sujeto se defiende de la castración y su angustia con formaciones sintomáticas fálicas que tratan de evitar la presencia de la referida falta estructural en el campo del Otro, causa de la angustia fundamental, del deseo y del goce articulado al lenguaje.  En las neurosis la angustia fundamental ya se presenta como angustia de castración, la falta ya sufre de simbolización fálica.

En la neurosis, si llevamos en consideración lo indicado por Miller en relación al lugar del síntoma en la fantasía como respuesta estructural, el síntoma, que en el fantasma ocupa el lugar del rombo parece ser reforzado con la significación fálica del objeto.


FANTASMA ESTRUCTURAL

$‹s(A)›a

FANTASMA EN LA NEUROSIS

Falo positivado
$  ‹  castración  ›  (+φ)
Negación de Castración

Esto quiere decir que la neurosis es una respuesta defensiva a la incidencia del sentido de la falta como Falo-Castración y que realiza síntomas y metamorfosis fálicas para no querer saber de la falta estructural contenida en el fantasma fundamental.  El fantasma neurótico al mismo tiempo que sustenta la castración la niega.  Esto corresponde a lo que Freud designaba como “fantasías perversas del neurótico).  La neurosis es en condición de castración.

Tendríamos entonces que pensar lo que es el síntoma en función estructural y diferenciarlo del síntoma neurótico.  Esto se hace posible si llevamos en consideración{on lo expuesto en relación a las dos maneras indicadas de presencia del fantasma.  Podríamos concluir diciendo que el síntoma no es siempre neurótico, que es una formación de estructura y que adquiere la condición neurótica a partir de una manera específica de operar en el fantasma.  Esto es algo que puede ser fundamental en una dirección de la cura y en la posición de una ética del analista que la dirige.


EL FANTASMA EN LA NEUROSIS HISTÉRICA
Podemos afirmar que la histeria es una formación defensiva encubridora del fantasma fundamental.  Que las fantasías histéricas son respuestas ficcionales o deseos de un todo fálico para recubrir la falta, que en el fantasma histérico, es significada como castración.  Estas fantasías siempre fracasan en lograr  su objetivo pleno lo que lleva a la implementación de recursos y refuerzos sintomáticos, es decir, al síntoma histérico, la insatisfacción, la queja etc. (por no encontrar el Todo – Fálico – Positivado).

Lacan sitúa al matema del fantasma fundamental de la histeria (Sem. VIII, La Transferencia), en los siguientes términos: “a sobre menos phi, en su relación con el A”.  Esto nos esclarece que la función del fantasma es la de establecer la posición del sujeto al tener este que articular su goce al campo del Otro simbolizante.
     deseo



En este matema tenemos de su lado izquierdo en el lugar del sujeto, al objeto de la falta estructural significado por la operación Falo-Castración (en estado de represión, característica esta de la defensa histérica) el cual, se articula por el rombo al gran Otro del lenguaje y lo simbólico (A).  Otro que en la histeria es llamado a presentarse (se lo desea) como completo y sin fallas, es decir, fuera de castración y que corresponde a un apelo por el padre de excepción, al amo absoluto, o a una estructura simbólica sin falta de significante y totalmente autosuficiente.  

En este sentido podemos decir que el deseo histérico es deseo por otro pleno, y que en esta neurosis esta intención se sustenta con el deseo por el falo todo-positivo lo que necesariamente trae como consecuencia a la presencia del deseo como insatisfecho y a las quejas y desilusiones sintomáticas.

Equivale        Falo todo+
A------------›(+φ)

Todo esto es fundamental para situar la condición de amor y el deseo en dicha estructura neurótica.  También es muy valioso para indicarnos el lugar del analista en el campo transferencial que el sujeto histérico nos propone en la clínica.  La satisfacción en denunciar las fallas y las faltas de ese Otro- Amo o Señor, es decir en apuntar su castración.  Esto corresponde un poco a lo que Freud indicaba con la bisexualidad histérica, aquella en que una mujer se presenta tapando y mostrando los órganos genitales (su castración)y que Lacan sitúa como división estructural del sujeto humano.  El sujeto del deseo es siempre dividido.
¿Dónde situar entonces al sujeto dividido o tachado que no está escrito en su fantasma fundamental?  Claro que ya lo dijimos que el lado izquierdo del matema, donde lo que Lacan escribe es la causa de su división y su desaparición (afánisis).  El objeto de la pulsión que al ser significado en el inconsciente como castración, hace inscripción de la falta, pero no la resuelve…, no como a ella le gustaría.

Esta parece ser otra de las características esenciales del fantasma neurótico, el de no sustentar la presencia del sujeto tachado del deseo, el cual se mantiene presente en el fantasma fundamental, aunque sea de forma puntual y en los instantes de travesía.  En estos momentos parece ocurrir una especie de desubjetivación que afecta conscientemente a un sujeto, lo que puede darse cuando un sujeto se hace responsable por un cierto intolerable de su goce pulsional.  Sin la incidencia de una responsabilidad subjetiva no tendríamos como situar la posición de una ética del deseo.  Por tanto, es menester que exista desubjetivación concomitante con una posibilidad de responsabilidad del sujeto por su goce, para que un sujeto se resitúe en relación a su fantasma y por tanto de su goce en posición ética.

La fantasía histérica neurótica es así una de las maneras que un sujeto puede encontrar para librarse de una ética, es decir de una responsabilidad por sus deseos y consecuencias.  El síntoma es así un medio de gozar irresponsablemente, y si el Gran Otro no fuera tachado, eso sería posible.  Es la apuesta histérica que destinada al fracaso, no para de insistir…


EL FANTASMA OBSESIVO
E fantasma obsesivo se sitúa en una cierta oposición al de la histérica.  Lacan lo indica en los siguientes términos:

A ‹› φ (a´, a´´, a´´´,…)

Se observa que en el lugar que corresponde al sujeto se presenta el Otro tachado, y que en el lugar el objeto “a”, surge el falo en condición de objeto en deslizamiento metonímico.  Algo que me parece debe ser entendido como medio de recusar la presencia metafórica del significante falo, es decir su función substitutiva del objeto pulsional  sustentada por la incidencia del Nombre del Padre.

También se constata a partir de este fantasma que el lugar del Otro en el campo de los vínculos sexuales será siempre ocupado por el falo.  Manera ésta que un obsesivo encuentra para no enfrentar a una mujer como causa de su deseo en más allá del todo fálico.  La neurosis obsesiva es en este sentido una manera de sustentar una sexualidad toda fálica.  Esto podría llevarlo a tratar una mujer, no desde una posición de hombre, sino en un cierto de igual para igual, es decir en posición homosexual.  Existe en la posición obsesiva del sujeto la busca del Otro excepcional, el padre gozador y de excepción de la horda primitiva, que corresponde al lugar del todo fálico fuera de castración.  El padre del goce, en contraposición al padre edípico del deseo y de la histeria.  Buscar a éste padre, que no puede tener existencia a no ser en los antojos maternos, es la manera obsesiva de no querer saber de la castración y de mantenerse muy próximo a un real de goce, insoportable, al no presentarse regulado por el principio del placer y del deseo.  Esta es una de las maneras de cómo se puede interpretar su fantasma, correspondería este al intento de construcción de dicho padre (Otro) que goza con un falo metonímico y así no se presentaría como sujeto a la castración.

Una de las consecuencias de esta posición es la de que el deseo se vuelve imposible en la medida que solo se desea en condición de castración, por otro lado un padre solo puede ser agente de dicha castración si el propio, está en castración.  Existe por tanto empuje al goce en el obsesivo, esto en la medida que reniega al padre castrado-castrante, y se arregla con este mandato, colocándose como un servidor y esclavo del superyó que se presenta como punidor y culpabilizador implacable.

A la falta de un signifícate en el campo del otro S(A), a la falta estructural o castración inherente a lo simbólico, el obsesivo puede responder tratando de colmar el intervalo significante con eso que Lacan llamó en el Seminario VIII “presencia real”, es decir, el falo como revelador de lo real del goce, como significante de goce y no más como significante de la falta que causa al deseo.  Con esto lo real imposible podría volverse posible y tenemos allí indicado el punto de extrema angustia a que un obsesivo puede llegar.  Es por otro lado el precio que paga por querer ser y tener el falo al mismo tiempo, se rehúsa así a someterse a la lógica de la castración del inconsciente: si tengo no soy, si soy no tengo. Otra manera esta de empeñarse por el TODO, para así recusar al objeto perdido como causa del deseo y de la propia diferencia de los sexos.

Esto también puede indicarnos  porque se vuelve tan relevante en estos casos, el superyó y el rebajamiento del deseo a nivel de la demanda.  Tanto el uno, cuando la dicha demanda, se aproximan más de lo pulsional que el deseo, lo que lleva a formaciones sintomáticas y respuestas de garantía más duras e inflexibles. En general, el obsesivo tiene a interpretar los significantes del deseo el Otro como signos de demanda.  Todo se reduce a una cuestión de saber entender lo que el otro quiere y se reduce a una cuestión de saber entender lo que el otro quiere y ofrecerle el objeto como siendo el objeto demandado, de esta manera no necesita llevar en cuenta al objeto que causa el deseo del Otro, al final, el cree que sería posible saber todo lo que ese otro quiere, es decir, con qué goza y así va ofreciendo objetos y saberes por doquier, en el fondo lo hacer, para que ese otro no lo trague a él mismo.  Por éste motivo pueden ser tan gentiles, atenciosos ofertadores y por otro lado retentivos, jopy o controladores.  Esto en la medida que sabemos, que la mayor convicción de estos sujetos, es la de que ellos sería el objeto privilegiado del goce materno, lo que puede ser muy amenazante…. Y exigir muchas pesadas formaciones sintomáticas defensivas. 

La identificación paradojal del obsesivo es esta de identificarse al significante falo como significante del goce (del Otro materno).  Lo que puede lleva a un máximo o exceso de un narcisismo neurótico y a un extremo posible de angustia neurótica. 

Su fantasma es de una formación defensiva en relación al fantasma fundamental donde el mismo objeto pulsional que causa goce al ser tomado en lo simbólico debe poder causar deseo.  Como sabemos , para que el objeto cause deseo, debe posicionarse en condición de falta y si el obsesivo(a) cree que puede interpretar todo lo que la falta quiere en el Otro… y llegar a identificarse en el lugar de lo que falta….., la cosa puede después de algún tiempo ponerse muy argel o fea.

Se podría entonces entender su fantasma así:

                  Che voi?, qué me quiere?                (Yo sé lo que el Otro quiere)
A‹›φ(α, α´, α”….)
           (hago esto para que no me devore, es decir me                  mate,  le doy muchos objetos…. O nada)

César Medina
Río/10/10/98

P.S.
Esto de pretender saber demasiado sobre lo que el Otro quiere, puede llevar a cada cosa…. Uno de nuestros colegas en ASU una vez creyó saber tanto lo que yo quería… que me cerró la puerta… porque se sintió muy cargado con mi deseo… Es decir interpretó deseo como demanda y me mandó a la M…. Me gustaría decirle alguna vez, que deseo por principio no cargan a nadie, es decir, no es necesario cargarlos a los $ del deseo para librarse… de la amenaza del goce.



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